La crisis de Siemens Gamesa ha abierto ya el peor capítulo para sus proveedores, el de la renuncia a nuevos pedidos y, por tanto, la congelación del ciclo productivo. Mientras al más alto nivel político la compañía ya en manos de la alemana Siemens negocia los entresijos de ese rescate multimillonario en forma de avales, de puertas para dentro la eólica trabaja para resolver los problemas técnicos en la turbina 5X que han desencadenado el desastre.
Han sido los fallos de este motor, y las correspondientes reclamaciones económicas de los clientes, los que han llevado al colapso pero los problemas venían de atrás. La turbina 5X ha desbordado un vaso que acumula agua prácticamente desde la OPA de Siemens. Los análisis coinciden en apuntar a graves problemas de gestión a raíz de la salida de la cúpula en Zamudio, con bagaje y conocimiento de las tripas de la compañía y del negocio terrestre, para el aterrizaje de la plana mayor de Siemens.
¿Cuánto acerca el rescate a la salvación? Esa es la duda que planea estos días sobre la plantilla, más de 25.000 trabajadores de los que 5.000 están en España, y sobre en torno a 3.000 proveedores a nivel global. Y, más concretamente, ¿qué medidas se van a tomar para salvar la empresa? Gamesa ha pasado antes por otros procesos de reducción de personal, pero el temor en esta ocasión es a un ajuste sin precedentes, incluso los sindicatos han llegado a temer por la continuidad del negocio terrestre, el que incide directamente en el empleo y la cadena de valor en Euskadi.
El clúster de la energía cifra en 150 las compañías con toda o parte de su producción volcada en la cadena eólica, con Iberdrola y la propia Siemens Gamesa como grandes tractores, aunque los datos que ofrece anualmente la firma englobada en Siemens Energy apuntan a un volumen de proveedores vascos aun mayor. Siemens Gamesa llegó a contar el año pasado con más de 100 GW instalados en el mundo, otros 79 GW en mantenimiento y una cartera de pedidos de más de 30.000 millones de euros y, según la compañía, realizó compras a 700 firmas vascas por valor de 400 millones de euros.
Tensa espera
Han sido semanas de gran tensión a nivel interno en la antigua Gamesa a la espera de que la cúpula de Siemens anuncie este martes 21 de noviembre qué medidas va a tomar para reflotar la compañía. En esa tensa espera se encuentran también los proveedores vascos del gigante eólico, algunos especializados en componentes muy concretos del aerogenerador y con prácticamente la vieja Gamesa como única referencia.
Solo en el apartado del diseño hay una decena de ingenierías de diverso tamaño, como Idom o Sener, que trabajan en aerogeneradores. Además, decenas de firmas vascas fabrican algunas partes de la torre, la góndola (o nacelle) o el rotor: Erreka, Intza o Antec, entre las más conocidas. Acerías clásicas como Sidenor también dedican parte de su producción a la construcción de estos molinos.
En el plano de la conversión eléctrica (el traspaso del movimiento de las palas a electricidad) destacan empresas como Indar, Ormazabal, Ingeteam o Mesa, mientras que estas mismas y otras como Arteche o Eldu se encargan de la conexión a la red.
Un aerogenerador demanda asimismo empresas de mantenimiento y analítica de datos y, por sus dimensiones, otras que presten servicios de elevación y seguridad.
La puerta offshore
Por otro lado, parte del sector ya recorre el camino del mar para intentar asegurar la viabilidad. El tirón de Iberdrola en el extranjero, el éxito del primer modelo Demosath de Saitec o incluso la semilla que ha colocado la propia Gamesa en Pamplona para atacar la eólica offshore alimentan la sensación de que puede haber mercado con una correcta transición.
De hecho, ya hay grupos capaces de manejarse en los dos espacios pese a las diferencias entre colocar un molino en tierra y hacerlo mar adentro (caso de Euskalforging, que produce anillos laminados de acero de grandes dimensiones). Marcas vascas con gran tradición en actividades offshore como Vicinay o Navacel llevan tiempo mirando a la eólica marina como fuente para engordar la cartera de pedidos.