Laboratorio de Viralgen en San Sebastin / EFE

Laboratorio de Viralgen en San Sebastin / EFE

Opinión

Viralgen, ejemplo supremo de colaboración público-privada

29 julio, 2023 05:00

Poca gente sabe que por Viralgen, una startup gestada en Euskadi y vendida a Bayer apenas tres años después de su creación, se pagó prácticamente al mismo precio que por Ibermática, una consultora informática que ya tiene 50 años de vida. El de esta firma biotecnológica es, además, un ejemplo ideal de lo bien que pueden salir las cosas cuando los agentes públicos y privados colaboran.

Viralgen surge de la iniciativa de un fondo de capital-riesgo, un tipo de entidad de la que muchos, especialmente los votantes de Podemos y Bildu, no quieren oír hablar porque financia empresas para forrarse vendiéndolas. A su juicio, apestan. En este caso, Columbus, la sociedad en cuestión, tuvo la idea y puso el dinero para arrancar. Y es que alguno de sus socios iba por delante de casi todo el mundo y vio venir una tendencia en la concepción de fármacos, las terapias génicas, que la lucha contra el covid pondría luego de actualidad y, por tanto, en posición vendedora.

Se trata del matemático madrileño Javier García Cogorro y del biólogo catalán Damià Tormo, que hablaron con varias administraciones para poder cofinanciar su proyecto, que entonces tenía más riesgo que otra cosa. Donde más atentamente les escucharon es en Navarra y Euskadi, a donde la ex ministra Cristina Garmendia ha atraído a un importante número de startups de biotecnología. García Cogorro reconoce sin tapujos que fue la involucración pública la que le convenció de que Donostia era el sitio en el que debían comenzar.

La ex ministra Cristina Garmendia ha atraído a un importante número de startups de biotecnología. García Cogorro reconoce sin tapujos que fue la involucración pública la que le convenció de que Donostia era el sitio en el que debían comenzar

Gobierno Vasco y Diputación de Gipuzkoa pusieron toda la carne en el asador y Viralgen se vino al parque de Miramón, donde invirtió la friolera de 50 millones de euros. Allí se fue levantando una startup que con las vacunas contra el covid, que se basan en las terapias génics, pegó un acelerón inesperado y superó los 100 empleados. De la noche a la mañana todo el mundo quería trabajar con Viralgen, que se convirtió en objeto de deseo para las principales multinacionales médicas del mundo. Como es sabido, es Bayer la que se llevó el gato al agua.

Por cierto, casi todo lo que ha pagado la firma alemana por la vasca es lo que en inglés se denomina "goodwill". Es decir, intangible, conocimiento adquirido por sus empleados que hoy sirve, entre otras cosas, para fabricar vacunas ultra-poderosas. En una época en la que vemos cómo sectores enteros están cayéndose por su incapacidad para competir a nivel global, es una excelente noticia que Euskadi haya sido capaz de consolidar un proyecto en el que trabajan centenares de personas con mucho talento (y creciendo).

En una época en la que vemos cómo sectores enteros están cayéndose por su incapacidad para competir a nivel global, es una excelente noticia que Euskadi haya sido capaz de consolidar un proyecto en el que trabajan centenares de personas con mucho talento

Las dos claves son, en primer lugar, la apuesta pública por una iniciativa privada, algo que en Euskadi siempre habíamos sabido hacer bien pero que cobra mayor importancia a medida que crece el tamaño de la administración. Y en segundo lugar, el papel del capital riesgo, que básicamente son personas que tienen dinero y que quieren ganar más a base de inyectar fondos a empresas de nueva creación que tienen tecnologías disruptivas. La posibilidad de perderlo todo está siempre sobre la mesa, por lo cual es lógico que esa inversión se remunere de manera especial sin que nadie se sonroje por ello. Viralgen debería servir para que haya más gente dispuesta a arriesgar su dinero en startups y, evidentemente también, más emprendedores.