La moción de censura en Pamplona alimenta las esperanzas de Otegi en Euskadi
Joseba Asirón volverá a ser alcalde de Pamplona por obra y gracia del Partido Socialista. Porque EH Bildu y el PSN (bueno, el PSOE de Pedro Sánchez y el navarro Santos Cerdán, para ser certeros) han acordado una moción de censura para descabalgar a la alcaldesa de UPN, Cristina Ibarrola. La noticia, por motivos obvios, es un terremoto con su fuerte réplica en la comunidad vecina, la nuestra, Euskadi, a sólo unos meses de las elecciones autonómicas de 2024.
Sánchez consolida así su alianza con Bildu -esa coalición a la que "jamás" iba a apoyar según sus palabras- y socava en gran medida la estrategia del PSE antes de los comicios vascos, ya que el candidato socialista, Eneko Andueza, no para de repetir, como ya dijo en entrevista con este periódico, que no harán lehendakari a nadie que comparta siglas con Arnaldo Otegi.
La duda, tan obvia como acuciante, es por qué en Euskadi no puede ocurrir lo que ahora va a pasar en Pamplona: es decir una alianza de socialistas y abertzales para ocupar el poder. Aquí ya hemos contado que la renuncia de Otegi busca, entre otras cosas, allanar el camino a ese posible entendimiento de PSE y Bildu, siempre y cuando den los números y con la ayuda inestimable de Podemos-Sumar, claro.
Es obvio que la moción de censura en Pamplona, que por supuesto saldrá adelante, alimenta las esperanzas de Otegi. Una vez conquistada la "capital de Euskal Herria", como siempre la llama la izquierda abertzale, queda el plato fuerte: el Palacio de Ajuria Enea. Ya se pueden palpar algunos nervios en el PNV...
En principio hablamos de palabras mayores, porque la sólida alianza de PNV y PSE en las instituciones vascas -las tres capitales y las tres Diputaciones gobernadas conjuntamente- hace creer que la Lehendakaritza seguirá en esas manos. Pero, como venimos diciendo, llega un nuevo tiempo a la política vasca y, sobre todo, con Sánchez todo es posible.