Pedro Sánchez en su primer reunión con EH-Bildu donde han participado la diputada Mertxe Aizpurua y el senador  Gorka Elejabarrieta / Bildu

Pedro Sánchez en su primer reunión con EH-Bildu donde han participado la diputada Mertxe Aizpurua y el senador Gorka Elejabarrieta / Bildu

Opinión EL APUNTE DEL DIRECTOR

Sánchez pasa del "agur, Asiron" al "agur, UPN"... ¿Habrá "agur, PNV"?

14 diciembre, 2023 05:00

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Pamplona. 26 de mayo de 2019. Noche de las elecciones municipales. El Partido Socialista de Navarra había obtenido unos buenos resultados y su cabeza de lista, Maite Esporrín, estaba radiante, sobre todo porque la suma de sus votos con los de UPN, ganador de aquellos comicios, servían para desalojar al alcalde de Bildu entre 2015 y 2019, Joseba Asiron. "Agur, Asiron, agur", proclamaba Esporrín entre los aplausos de sus fieles. 

Pamplona. 13 de diciembre de 2023. El PSN y Bildu anuncian una moción de censura para desalojar a la alcaldesa de UPN, Cristina Ibarrola, ganadora de las elecciones del 28-M, y facilitar que Asiron vuelva a ser alcalde de la capital de Navarra. 

Del "agur, Asiron" al "agur, UPN" en cuatro años. El hacedor del cambio se llama Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, cuya hemeroteca ha dejado de ser maldita, porque todo el mundo sabe ya que puede "cambiar de opinión" para justificar cualquier cosa, por contradictoria que sea con lo que haya dicho o hecho antes. 

En realidad, a estas alturas da igual lo que diga o prometa porque hará lo que le venga en gana cuando le convenga, sin despeinarse ni sonrojarse ni arrepentirse. Es lo que tienen los políticos de poder: las convicciones siempre son menos prioritarias que las necesidades. Para este tipo de representantes públicos la verdad es relativa, las promesas son cambiantes y las declaraciones son eslóganes vacíos.  

Sólo eso explica, por ejemplo, que Sánchez impulse este acuerdo tras aquella legendaria intervención precisamente en Navarra TV allá por 2015: "Me lo puede preguntar de la forma que quiera, pero en cualquier combinación que esté Bildu, el Partido Socialista no estará"; "no pactaré con Bildu, si quiere se lo digo veinte veces".  

Tampoco importa nada que la candidata del PSOE en Pamplona el 28-M y flamante ministra de Seguridad Social, Elma Saiz, dijera con contundencia y en repetidas ocasiones tras las elecciones municipales que su partido no haría alcalde a Asiron. ¿A quién le importa ya aquello? ¿Quién se acuerda? ¿Penalizan los compromisos? ¿Existe el pasado?

Es evidente que esta moción de censura en Pamplona es una contrapartida de Sánchez a Bildu por su apoyo en la investidura. Negarlo es como trazar rayas en el agua, por mucho que algunos se empeñen. Y es también palmario que este acuerdo del PSOE con Bildu cambia el paso al PSE a pocos meses de las elecciones vascas... 

Llegados a este punto, se abre paso con fiereza la gran duda que nos concierne aquí. ¿Habrá un "agur, PNV" en Euskadi tras las elecciones autonómicas de 2024? Imagino que dependerá de los resultados. O de Sánchez y sus opiniones de entonces, claro. Pero vamos a tratar de analizarlo con argumentos que vayan más allá de los vaticinios. 

Un pacto de PSE y Bildu en Euskadi se antoja más que difícil. Y hay muchos motivos para creerlo. Tengo para mí que, en efecto, Andueza y los suyos no quieren un lehendakari de Bildu. Su alianza con el PNV es sólida y ambas partes defienden siempre que la transversalidad de su pacto -nacionalista y no nacionalista, derecha e izquierda- es lo mejor para Euskadi. Los jeltzales también están en el acuerdo para la moción de Pamplona -a través de Geroa Bai- y, por otro lado, son un socio necesario del Gobierno en el Congreso.

Los socialistas vascos siempre defienden que una alianza con Bildu es una "línea roja" porque los abertzales siguen sin condenar el terrorismo de ETA, cosa que no va a cambiar en el futuro inmediato. Además, viendo la crisis que afecta a Podemos y Sumar, amén de su desgaste en intención de voto, es probable que ni siquiera den los números para un supuesto "tripartito de izquierdas"... 

También es obvio que esta moción de censura alimenta las esperanzas de Bildu para llegar al Palacio de Ajuria Enea, que la salida de Otegi de la carrera electoral facilita esa entente hipotética con los socialistas, que si hubiera un cambio de socio ambos también podrían repartirse otras instituciones vascas, que resulta casi imposible ver al PNV vengándose en el Congreso junto a PP y Vox...

Todas estas cábalas demuestran que con este movimiento en la capital de la comunidad vecina las elecciones vascas se ponen aún más emocionantes, si cabe. Al decir de las encuestas y casi del sentido común, está claro que el PSE decidirá quién logra la Lehendakaritza. Dicho de otro modo, Sánchez tendrá la última palabra. O sea, toca jugar a la ruleta rusa.