No estaba previsto iniciar esta serie con Itziar Ituño, pero, bien mirado, tampoco está mal estrenar un 'dramatis personae' con una espléndida actriz como ella. Ya se han dicho y escrito unas cuantas verdades y no menos barbaridades sobre su participación en la manifestación organizada por Sare en defensa de los derechos de los presos de ETA. Pero la deslegitimación del terrorismo y la paralela construcción de la memoria en Euskadi -esa memoria polifónica pero verdadera- obligan a servidor a volver sobre el tema. O, dicho de otro modo, nunca es tarde si la dicha es buena.
Ya se dijo en su momento, pero conviene repetirlo, que Ituño (Basauri, 1974) tenía toda la libertad del mundo para acudir a esa marcha por los reclusos etarras. Puede opinar lo que quiera y actuar en consecuencia. Y los demás también, claro. Porque, como muchos también señalaron ya con tino, las empresas que contaban con la actriz para sus campañas publicitarias estaban igualmente en su derecho de romper su colaboración por sus opiniones o actitudes. Eso no es una cancelación, es un derecho, al igual que hace unos años los anunciantes dejaron libremente de insertar publicidad en 'La noria' por entrevistar a la madre del 'Cuco', uno de los responsables del crimen de Marta del Castillo.
Esa es la doble cara de la libertad, tan bella y tan angustiosa. Porque ya nos enseñó Sartre, tan leído e idolatrado por muchos de los que se han solidarizado con la actriz, que actuar libremente conlleva una responsabilidad ineludible. Uno siempre es responsable de las opiniones que expresa en público. Pongamos un ejemplo: si alguien alguna vez defendiera en este periódico los crímenes de los GAL, seguramente no censuraríamos su artículo, pero terminaríamos de inmediato el contrato o la colaboración con ese alguien. ¿Motivo? No compartir ni tolerar su opinión. Porque, por supuesto, no todas las opiniones son respetables.
Creo que nadie se ha hecho una pregunta clave sobre este caso que suscitó tanta polémica, parte de ella interesada, como siempre. ¿Por qué estaba Ituño en la primera fila de la manifestación, con la pancarta en la mano y fotografiada por toda la prensa allí presente, y no como una manifestante más en medio de la masa? No porque tenga una inteligencia sobrehumana, que desconozco si la tiene, ni porque sea una grandísima actriz, que para mí lo es, sino por ser una persona muy conocida. Por su celebridad. Es decir que Sare también se aprovechó legítimamente de la notoriedad de Ituño para promocionar o agigantar sus reivindicaciones.
Lo mismo podría decirse, por cierto, de Pirritx, Porrotx y Marimotots, los célebres payasos que también participaron en la campaña que hablaba de usar las "llaves" para sacar a la calle a los reclusos terroristas. Porque no participaron como unos ciudadanos más, sino disfrazados de sus personajes, esos que hacen sonreír a los niños, de manera que utilizaban así su notoriedad para defender una causa que, según sus propios hacedores, consiste en "sacar a la calle" a los presos tras el final de la injusta dispersión: "No los hemos traído hasta aquí para que continúen en la cárcel, los hemos traído a las cárceles vascas para que vayan saliendo".
Nótese, por si Ituño o los payasos no lo saben, que la mayoría de los miembros de ETA que quedan en las prisiones de Euskadi y Navarra perpetraron los delitos de sangre más espeluznantes. Encarcelados siguen, por ejemplo, Xabier García Gaztelu, 'Txapote', e Irantzu Gallastegi, 'Amaia', a los que veíamos hace unos días en el juicio por el asesinato de Manuel Zamarreño y que son autores de numerosos asesinatos.
¿Son esos personajes y otros similares a ellos "presos políticos"? ¿O son unos asesinos sin escrúpulos? ¿Merecen beneficios penitenciarios porque ya no haya terrorismo? ¿Merecen que se defienda para ellos la supresión del requisito del arrepentimiento y la petición de perdón a las víctimas para mejorar su situación? ¿Es lógico que en una manifestación donde se reivindican sus derechos, que los tienen, por supuesto, no se haga el más mínimo reproche a sus delitos ni se mencione una sola vez a sus víctimas? ¿De verdad hay que darles las "llaves" para salir a la calle?
No creo que sea sano ni justo boicotear a Ituño por acudir a la manifestación de Sare. Es deleznable que tantas personas hayan participado en una campaña organizada en su contra en las redes sociales y también, por qué no decirlo, en algunos medios ultras. Condeno todos los insultos o ataques que haya padecido. Pero es muy saludable decirle, si así se cree, y servidor lo cree fervientemente, que está equivocada, que su participación en una marcha como esta no es plato de buen gusto para muchos ciudadanos, en general, y para muchas víctimas del terrorismo, en particular, que entendemos que algunas empresas rompieran con ella como consecuencia de su decisión de acudir a esa protesta y que, pese a todo, algunos seguiremos disfrutando de su trabajo como actriz. Ya dijo Orwell que la libertad es decirle a alguien aquello que no quiere oír.