No se puede empezar este vídeo de otra manera que no sea enviando todo nuestro cariño y solidaridad a las víctimas de la DANA en otros territorios de España, principalmente en la Comunidad Valenciana, con todas esas decenas de muertos. Parece que mentira que algo así haya ocurrido. Y eso es lo verdaderamente importante esta semana.
Dicho eso, la semana ha sido corta pero intensa en los ámbitos político y económico. Aquí en Euskadi empieza a cundir la sensación de que la política nacional es una fábrica de independentistas. Es normal que en Euskadi cada vez menos gente apoye a los partidos nacionales a tenor de lo que estamos viendo.
Estamos viendo cosas tremebundas como el 'caso Errejón', que evidencia cuán equivocados estábamos muchos con ese político y también demuestra que el machismo y el maltrato a la mujer no es patrimonio de ideología alguna, sino que es algo transversal en nuestra sociedad. Un caso inesperado que además deja tocado de muerte al espacio más a la izquierda del PSOE.
Vemos también cada semana nuevas revelaciones tremendas sobre el 'caso Ábalos', que antes era el 'caso Koldo' y que ya veremos cómo se acaba llamando en función de adónde lleguen sus aristas. Un ejemplo de la corrupción pura y dura en nuestras instituciones.
Vemos igualmente, aquí hay para todos, el caso del novio de Ayuso, la presidenta de la Comunidad de Madrid, con todos esos delitos fiscales presuntos por ahora pero que la pareja puede acabar reconociendo ante un juez.
Aunque cada caso es diferente y tiene matices muy distintos porque también la gravedad o la responsabilidad no son iguales, cada uno de ellos afecta a un espacio político diferente. Algo que nos lleva a una conclusión: es hasta lógico que en Euskadi se produzca esa desconexión que hemos dicho. Fábrica de independentistas.
El miércoles, a raíz precisamente de la DANA, vimos otro ejemplo poco edificante en el Congreso, cuando se continuó con el debate para hablar sobre el control de RTVE pese a la magnitud de la tragedia.
Las cosas se están haciendo mal, muy mal en el Congreso de los Diputados, en la política nacional que se vive en Madrid. Los partidos vascos, que tienen sus defectos y no precisamente pequeños, se están comportando mejor en los últimos meses
Aquí en Euskadi se harán las cosas mejor o peor, pero esta semana hemos visto otra forma de hacer política. Ha llegado un primer paso para el gran pacto por Osakidetza, para mejor la sanidad pública vasca. Y hemos visto la presentación de los presupuestos para 2025 y las llamadas al diálogo, aunque se antoja difícil que haya acuerdos entre Gobierno y oposición.
Mi reflexión es que las cosas se están haciendo mal, muy mal en el Congreso de los Diputados, en la política nacional que se vive en Madrid. Los partidos vascos, que tienen sus defectos y no precisamente pequeños, se están comportando con más responsabilidad en los últimos meses.
Aunque sea por pura estrategia, como hemos contado en el caso de Bildu. O aunque sea por diferenciarse de su antecesor, como parece que hace Pradales respecto a Urkullu.
Sea por lo que sea, los partidos nacionalistas se están comportando con más altura de miras. Y las sucursales vascas de los partidos nacionales en Euskadi, también.
Esperemos que esa otra forma de hacer política se vaya imponiendo. Y que casos tan terribles, insisto en que muy diferentes unos de otros pero que redundan en la misma sensación aquí, vayan desapareciendo de la esfera pública.
Eso tiene que ocurrir para que la política sea lo que tiene que ser, servicio a los ciudadanos y no todo ese fango, toda esa corrupción y toda esa desvergüenza que hemos vivido en los últimos meses.