Protesta de Sortu contra la euskarafobia frente al TSJPV.

Protesta de Sortu contra la "euskarafobia" frente al TSJPV. Efe

Opinión

Para entrar en ETA no hacía falta saber euskera

Es imposible mantener un debate sereno y racional que tenga el euskera como elemento central

Más del autor: Tenemos que cerrar ETB2 y Radio Euskadi

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Ni pasar un psicotécnico, añado. Como no hace falta saber euskera para militar en el PNV o en Euskal Herria Bildu. Esta boutade viene al caso después de constatar, por activa y por pasiva, que es absolutamente imposible mantener un debate sereno y racional que tenga el euskera como elemento central del mismo.

Los que se quejan, con razón, y te pasan por el morro, como si tuvieras alguna responsabilidad, los abusos de policías, jueces, maestros, curas y otras autoridades durante la dictadura, respecto al uso, enseñanza o aprendizaje del euskara, insultan a trabajadoras y trabajadores que pierden su puesto de trabajo por no saberlo y jalean sus despidos. Paradojas del pueblo trabajador vasco.

Los que denuncian una inexistente cruzada contra el euskara, cuando lo que se mandata es que las administraciones cumplan las leyes emanadas del propio legislativo vasco, son los que abogan por el apartheid y la muerte social de aquellas personas que no han podido o no han querido aprender una de las dos lenguas oficiales de la comunidad. La ley del embudo, nuevamente. 

Todo antes que abordar el camino recorrido por el euskara desde 1975 hasta hoy, por ejemplo. Y digo 1975 porque entonces, todavía, el euskera era una cuestión que hermanaba, al menos, a la Euskadi antifranquista e incluso a la parte foralista de la derecha, alejada ya del franquismo y del falangismo más radical. 

Hoy, sin embargo, da la impresión -desde el punto de vista político- que su ámbito de reivindicación y uso ha quedado reducido al mundo soberanista y eso, estaremos de acuerdo, no es bueno. ¿Cómo hemos llegado a esto y por qué? Le podemos dar una vuelta en lugar de insultar.

Lo cierto es que el país -es decir todos- ha hecho un esfuerzo económico ingente en crear las estructuras necesarias para ayudar al uso y a la supervivencia del idioma. Sin embargo, los resultados están lejos de estar a la altura de dicho esfuerzo. Tal vez porque nunca se ha pedido una rendición de cuentas a las estructuras que se han ido creando y consolidando alrededor de este mundo. Simplemente se ha dado por bueno lo que se estaba haciendo. Nada malo puede salir de algo tan puro como nuestro euskara.

Socialmente el euskara no es lengua principal ni en las ikastolas. Es una queja frecuente de andereños y maisus con décadas de trabajo a sus espaldas

Socialmente el euskara no es lengua principal ni en las ikastolas. Es una queja frecuente de andereños y maisus con décadas de trabajo a sus espaldas que ven cómo en los recreos de muchos centros educativos donde el euskara es la legua vehicular, lo que habla el alumnado es castellano. O español. En otras palabras, mal vamos si hasta los niños y adolescentes ven el euskara como una asignatura y una obligación como puede ser, por ejemplo, aprender inglés o matemáticas. Pero no hablemos de esto.

Tampoco es lengua vehicular en la administración, donde se exige para muchos puestos pero donde, curiosamente, la relación entre los trabajadores de la misma se desarrolla principalmente en castellano. O español. Una administración que pide en los concursos públicos que las empresas que acuden a ellos garanticen el uso del euskara y que la persona o el equipo que vaya a desarrollar el trabajo que se está ofertando tengan un conocimiento suficiente de esta lengua hablado y escrito. No se pide lo mismo para el castellano, por supuesto. 

Este que suscribe, que lleva décadas trabajando con la administración y que en los concursos siempre ha garantizado dicho conocimiento en su empresa, debe confesar que nunca, jamás, ha mantenido una reunión con funcionarios, técnicos o políticos en euskara. Que no digo que no las haya habido. Solo que yo no lo he necesitado. Pero si no garantizo esa capacidad, no puedo llevarme ningún concurso. 

La obligación e imposición no es buena por definición. Puede conseguir a corto plazo lo que se propone pero larvará una oposición poco sana

La obligación e imposición no es buena por definición. Puede conseguir a corto plazo lo que se propone pero larvará una oposición poco sana. Yo conozco a una persona que tuvo que aprender euskera, ya con una edad, para consolidar un puesto de cocinera de residencias. Sufrió mucho pero lo consiguió. Le iba el trabajo en ello. Nunca lo ha utilizado. Se bloquea. No quiere.

No obstante, y por terminar, podemos optar por imponer el idioma, el euskara, si llegamos a la conclusión de que es la única forma de que sobreviva. De acuerdo. Pero, y en línea con mi último artículo, seamos consecuentes. Cerremos ETB 2 y Radio Euskadi, al fin y al cabo ya hay muchas cadenas y emisoras que emiten en castellano. 

Y, en segundo lugar, el PNV y Bildu deben expulsar a aquellos militantes que no hablen euskara. Y si hay alguno que insiste mucho en entrar, deben comprometerse a aprenderlo en un tiempo prudencial si quiere consolidar su militancia. Ya está bien.

Por último una cosita, la independencia en Irlanda y el Ulster hablaba y habla inglés. Y en Euskadi español. Qué se le va a hacer.