
Sede de la Comisión Europea en Bruselas, en cuyas manos está la distribución de los fondos europeos de recuperación / EUROPA PRESS
La UE y la cohesión social: por un rescate habitacional
Un rescate habitacional para menores de 35 años sería un proyecto de envergadura
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A medida que se va dibujando el nuevo desorden mundial la cosa va pintando peor para la Unión Europea. Siendo, como es, nuestra única tabla de salvación conviene repasar el cuadro clínico. Es de vértigo: por un lado, las autocracias que ya conocíamos y que, desde Moscú, Pekín o Tel-Aviv trabajan concienzudamente por mostrar a los europeos que otro mundo es posible sin democracia y sin libertades, con Estados más violentos que fuertes cuyos gobiernos no conocen contrapeso alguno, ni en las elecciones ni en la justicia.
Del otro lado, una autocracia emergente que ya está cuestionando abiertamente el orden constitucional de Estados Unidos y que sistemáticamente viola el derecho y el orden internacional. Y dentro de la propia Unión Europea un creciente apoyo social a partidos que, como es el caso de Vox, aplauden con las orejas al eje autocrático.
¿Puede subsistir la UE en un escenario tan endiabladamente agresivo? Viene hablándose mucho estos días de atender los frentes externos a la UE, es decir, ir hacia un sistema de defensa común y generar una respuesta europea al desastre orquestado desde Washington en el orden comercial internacional.
Mal haríamos si no atendiéramos también al frente interno, que tiene que ver con el hecho de que una creciente parte de la sociedad europea manifiesta un evidente malestar que está siendo muy bien interpretado y vehiculado electoralmente por la extrema derecha
Son absolutamente urgentes y necesarias dichas políticas. Pero mal haríamos si no atendiéramos también al frente interno, que tiene que ver con el hecho de que una creciente parte de la sociedad europea manifiesta un evidente malestar que está siendo muy bien interpretado y vehiculado electoralmente por la extrema derecha.
Están sintonizando perfectamente con los votantes que se quedarían en su casa el día de las elecciones si no fuera porque hay quien les dice, como Trump a los suyos al comenzar la campaña electoral que le ha llevado a la Casa Blanca, que ellos son la venganza contra un Estado y una Unión que los ha olvidado, contra una “casta” a la que Europa bendice y financia, mientras ellos, con perdón, comen mierda.

Europa Press
Lo que tiene casi cualquier europeo que no tiene nada es un móvil, y esa es la vía de entrada de la propaganda política nacionalpopulista que le dice lo que ya sabe: te la están jugando.
En varios sentidos entrelazados, ademas, porque la relación entre salario y precio de la vivienda, en cualquiera de sus variedades, es inasumible, porque los recortes empiezan siempre por el mismo sitio, el que afecta a su bolsillo y porque, por añadidura, esos políticos bien queda están cuestionando a diario sus roles sociales tradicionales.
Europa, si tiene un futuro como Unión, pasa por rescatar a esa parte importante de su sociedad y hacerlo en el aspecto que más les deja como un témpano cuando piensan en la Unión Europea o en el gobierno de sus Estados: la vivienda.
Un rescate habitacional para menores de 35 años sería un proyecto de envergadura, que requeriría mucho esfuerzo financiero pero que, como la defensa, las ayudas para paliar la guerra arancelaria de Trump o las vacunas ayer, tejen Europa mucho más sólidamente que mil discursos televisados
Un rescate habitacional para menores de 35 años sería un proyecto de envergadura, que requeriría mucho esfuerzo financiero pero que, como la defensa, las ayudas para paliar la guerra arancelaria de Trump o las vacunas ayer, tejen Europa mucho más sólidamente que mil discursos televisados.
La Unión está siendo claramente insatisfactoria en uno de los fundamentos con los que se conformó. Es cierto que todo nace de una unión comercial, unos acuerdos sobre el carbón y el acero, tan relevantes en la posguerra mundial.
Pero no se olvide que la comisión Spaak, la que sentó las bases para los Tratados de Roma de 1957, basó su informe no solo en una unión aduanera con supresión total de aranceles interiores y una estrecha colaboración en energía atómica, sino también en la cohesión social del espacio comunitario. Construir viviendas sociales, como parte de las partidas de promoción industrial, fue uno de los aspectos en los que dicha cohesión se manifestó ya entonces.

Aranceles Donald Trump / EFE
Hace unos días hubo manifestaciones en numerosas ciudades españolas reclamando exactamente eso: que los poderes públicos se responsabilicen del aspecto que de manera más alarmante continúa generando una desigualdad cada vez más intolerable. Es una señal que viene de la sociedad civil, no solo en España.
Si la UE quiere hacerse presente en el móvil de quienes se ven al margen de la Europa que les cuentan los discursos justamente enardecidos contra Putin o Trump, debe hacer algo al respecto. Son personas que se preguntan por qué pudieron rescatarse bancos en 2012 y, sin embargo, no es posible corregir esa injustificable desigualdad respecto del acceso a la vivienda. El monto de la operación sería similar y las devoluciones mucho más seguras.
La cohesión social no es solo un bello sintagma sino que debe ser tomado por la Unión Europea como una de sus señas de identidad frente al nacionalpopulismo que desde fuera, pero también desde dentro, cuestionan su existencia
La cohesión social no es solo un bello sintagma sino que debe ser tomado por la Unión Europea como una de sus señas de identidad frente al nacionalpopulismo que desde fuera, pero también desde dentro, cuestionan su existencia. Prometen que con la reconstrucción de una Europa como la previa a la II Guerra Mundial, con sus Estados plenamente soberanos y sus aranceles (y moneda, eventualmente), todo irá mejor.
El ejemplo de Estados Unidos ya está mostrando que es exactamente al contrario, pero no podemos confiar solo en que el lobo asuste. Recuperar la centralidad de la cohesión social empezando por un rescate habitacional es tan importante como una defensa común.