
El lehendakari, Imanol Pradales, lidera el Grupo de Defensa de la Industria.
Los 2.000 millones del plan de Pradales no frenarán los delirios (ni los aranceles) de Trump
El plan presentado por el lehendakari está cargado de buenas intenciones pero ya se verá si funciona
Más información: Así es el plan de Pradales contra los aranceles de Trump
Noticias relacionadas
Es de perogrullo pero conviene recordarlo para que nadie se despiste o se venga arriba o ambas cosas: los 2.000 millones del plan del Gobierno de Imanol Pradales no frenarán los delirios de Donald Trump.
El plan presentado este miércoles por el lehendakari, en el marco del Grupo de Defensa de la Industria, creado en gran medida por el contexto internacional enloquecido que vivimos, está cargado de buenas intenciones. Otra cosa es que funcione, claro.
Aquí hace unos días pedíamos al Gobierno vasco que moviera ficha para socorrer a la economía y las empresas de Euskadi. Esa ayuda ya está aquí. Pero el plan de Pradales presenta algunas carencias que tenemos la obligación de señalar para ser justos.
El principal problema es que todo, los aranceles, la guerra comercial, los días negros en las bolsas y la posible recesión, depende del inquilino de la Casa Blanca, que a estas alturas parece capaz de cualquier cosa
Para empezar, el paquete de medidas anunciado por el Ejecutivo vasco tiene trampa. Porque se habla de más de 2.000 millones inyectados pero se incluyen en esa cantidad los 1.000 'kilos' ya anunciados hace tiempo para la Alianza Financiera Vasca.
En segundo lugar, resulta paradójico que Pradales presuma de la unidad entre Gobierno, empresas y agentes sociales al aprobar esta hoja de ruta cuando la relación entre la patronal, Confebask, y los sindicatos pasa por un momento nada agradable, por decirlo suavamente.
Y cuando, además, los dos principales sindicatos, ELA y LAB, no están precisamente dando saltos de alegría por el plan. Los primeros hablan de "propaganda" y ni acudieron a la cita del Grupo Industrial de este miércoles. Los segundos reclaman que las ayudas a empresas se condicionen a mantener el empleo, cosa que por ahora no está sobre la mesa.
Por último, las ayudas de este plan se antojan necesarias y, a simple vista, parecen bien delineadas para lo que necesitan las empresas en Euskadi, sí, pero el principal problema es que todo, los aranceles, la guerra comercial, los días negros en las bolsas y la posible recesión, depende del inquilino de la Casa Blanca, que a estas alturas parece capaz de cualquier cosa.
Un tipo capaz, sin ir más lejos, de congelar los aranceles durante 90 días (excepto para China, claro) poco después de asegurar que eran inmediatos e irrenunciables.
Y claro, por triste y obvio que resulte, en el mundo globalizado actual no hay millones suficientes que puedan vencer a los delirios de un multimillonario metido a presidente del país más importante del mundo. Sólo los mercados, como estamos viendo en las últimas horas, pueden frenar a este individuo.
Bienvenido el plan del Gobierno vasco, pero seamos realistas. Por la cuenta que nos trae.