Euskadi se calienta. Los datos y la evidencias científicas son tozudas y, por si hasta ahora no habíamos tenido suficiente con los cientos de estudios sobre el calentamiento global desarrollados por las instituciones más prestigiosas a nivel mundial, ya tenemos también la evidencia del primer estudio sobre el estado del clima en nuestra comunidad autónoma con datos de los últimos 50 años.
Los resultados, no por esperados, dejan de ser preocupantes y llamativos. ¿Sabe usted que un bebé vasco que ha nacido durante este último año lo hace con una temperatura medida que supera en 1,5 grados la de un niño nacido en la década de los 70? Euskadi aumentó su temperatura en 0,3 grados por década, según este primer Estudio del Clima en Euskadi. Un informe que se presentó la semana pasada, en plena ola de calor, y que constata que el País Vasco, al igual que Europa, es una de las áreas de todo el mundo donde este calentamiento se ha acelerado más.
Creo que seguimos sin ser conscientes de la enorme gravedad de estos datos que se han recopilado gracias a la extensa red de Euskalmet. Lo que perseguía el famoso Acuerdo de París, firmado en 2015, era precisamente evitar un aumento de 1,5 grados de la temperatura del Planeta para evitar consecuencias irreversibles. Pues bien, en Euskadi esta cifra se ha superado en apenas 5 décadas.
El estudio refleja que el nivel del mar también ha aumentado más de 20 cm en nuestras costas en los 2 últimos siglos y está previsto que hasta 2050 se incremente en otros 26 cm más y, en las previsiones más optimistas, hasta 51 cm en 2100. Si esto se cumple, 40.000 personas tendrán que cambiar su residencia porque sus casas estarían en zonas inundables.
Estos son previsiones de futuro, pero ya tenemos datos reales de las consecuencias de este calentamiento global. Desde 1980 hasta 2021, Europa tuvo más de 560.000 millones de euros en pérdidas provocadas por fenómenos meteorológicos y climáticos. Cubrir estos gastos supondría hipotecar totalmente los presupuestos vascos de los próximos 36 años.
Creo que no hace falta aportar más datos para darnos cuenta de que nos enfrentamos a un problema gravísimo que va a condicionar todas nuestras políticas de las próximas décadas. Es de agradecer el esfuerzo del ejecutivo autónomo para aportar un análisis de datos exhaustivo de calidad que visualice de una manera clara este reto, ahora ha llegado el momento de dar un paso más decidido e importante para pasar a la acción de verdad.
En primer lugar, sería muy interesante que el Gobierno vasco empezara por contar de una manera clara, sencilla y transparente cuanto dedica en su presupuesto anual a medidas de adaptación o mitigación de este cambio climático. No hablo solo de las necesarias medidas relacionadas con espacios naturales, sino de cómo estamos transformando nuestro transporte o nuestras industrias para que cada vez sean menos contaminantes o de como estamos sensibilizando a nuestra población para que sean conscientes de que cada vez que consumen de manera irracional en cualquier de las plataformas de fast fashion están agravando este enorme problema.
Todavía no hay una visión transversal de los diferentes departamentos para abordar este problema
Sinceramente, pienso que, a pesar de los esfuerzos de estos últimos años, todavía no hay una visión transversal de los diferentes departamentos para abordar este problema de manera conjunta. En el caso de otros gobiernos, como el español, este aspecto está aún menos trabajado.
Tenemos una Ley de Transición Energética y Cambio Climático de Euskadi que debe desarrollarse con muchísima más celeridad y, sobre todo, tenemos que involucrar más a la sociedad en todo este proceso de mitigación y adaptación de un clima que está cambiado a marchas forzadas nuestro entorno y que, de no actuar con urgencia, puede limitar gravemente nuestra calidad de vida y desarrollo.
Si solo obtenemos un 20% de nuestra energía de fuentes renovables estamos favoreciendo un aumento de la temperatura media, si no reducimos de una manera sustancial nuestros consumos de energía en casa o en la industria estamos agravando el problema y si seguimos sin tener operativa una red ferroviaria que conecte de manera ágil y rápida las 3 capitales estamos multiplicando las emisiones de gases efecto invernadero del sector del transporte en Euskadi, que, por cierto, han aumentado desde 1990 un 135%.
Necesitamos una visión integral y un liderazgo inteligente y decidido de las instituciones
Lo volveré a repetir, apostar por mitigar el cambio climático no es una acción neutra, no basta con medir el aumento de temperatura o con hacer proyectos o pruebas piloto. Necesitamos una visión integral y un liderazgo inteligente y decidido de las instituciones porque estamos hablando de cambiar todo un sistema productivo que se ha demostrado ineficiente y este cambio hay que hacerlo de manera consensuada e inclusiva.
Espero no tener que volver a leer titulares del tipo “El cambio climático podría beneficiar al turismo en Euskadi”. El cambio climático no beneficia a nadie, supone un claro riesgo para nuestra supervivencia y es un aspecto que nos afecta directamente a todos en nuestro día a día. Trabajemos para combatirlo a diario y acordémonos de él a diario, no solo cuando tengamos fenómenos meteorológicos adversos.
Hace unos años, una campaña del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz intentaba concienciar a su ciudadanía de las consecuencias que podía tener el cambio climático en su vida alertando de aspectos como la posible desaparición de los embalses del Zadorra en el 2080 o la peligrosidad para ir al pintxo-pote por el aumento de las temperaturas.
Lo que entonces parecía una distopía, cada vez tiene más visos de convertirse en realidad. La buena noticia es que revertir esta tendencia está en nuestras manos.