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Columna de humo al arder la empresa LEA en Vitoria

Columna de humo al arder la empresa LEA en Vitoria L. Rico EFE

Opinión

Ejemplos vitales y además, empresariales

Publicada

Hace tan sólo unos días un representante de un colectivo empresarial lamentaba sin tapujos en un evento público de cierre de año, que las empresas y por supuesto, los empresarios siguen sufriendo en pleno siglo XXI ataques desde diferentes frentes, grupos sociales, y de algunas instituciones del estado. 

La frase, que no es literal, resume, en todo caso, el sentir de muchas empresarias y empresarios que conviven en general con la soledad del día a día, trufada del menosprecio de muchos. 

Se ha avanzado mucho, es cierto, en poner en valor y lo que es más importante, en dignificar la figura de los empresarios y empresarias, pero desgraciadamente aún queda mucho por hacer. Hace falta una labor didáctica y de concienciación sobre el importantísimo papel que las empresas juegan en nuestro día a día, además de reiterar el permanente esfuerzo de quienes las ponen en marcha. 

Se ha avanzado mucho en dignificar la figura de los empresarios y empresarias, pero desgraciadamente aún queda mucho por hacer

Por todo ello, es de especial interés, insistir en los buenos ejemplos empresariales que son muchos más que los malos, pero que pasan desapercibidos, entre otras cosas, porque las cosas buenas, no suelen estar en la parrilla de las noticias mediáticas. Tal y como nos enseñaron en la facultad, la noticia no es que el perro muerda al hombre, la noticia es que el hombre muerda al perro. De la misma forma, lo problemático, lo malo, lo negativo, sigue teniendo más audiencia que lo positivo. Debe ser condición humana que nos quedamos más con lo nefasto que con lo bueno.

A pesar de todo, los ejemplos empresariales positivos son constantes. Tenemos empresas centenarias que siguen ahí, porque han sabido hacer bien las cosas. En Euskadi contamos con ejemplos emblemáticos de empresa familiar, que a pesar de ir creciendo, de internacionalizar, de innovar y de adaptarse a los tiempos, han sabido preservar con mimo y con acierto el espíritu con el que fueron creadas hace décadas. 

Seguimos teniendo emprendedores jóvenes y menos jóvenes, que a pesar de que las estadísticas dicen que la primera elección es la de ser funcionario, optan por poner en marcha su propio negocio, generando riqueza y bienestar en la sociedad en la que están inmersos.

Todo ello teniendo en cuenta desventajas más que notorias que nos juegan a la contra, y con las que tenemos que convivir. Entre ellas: el tamaño. Más del 90% de nuestras empresas son pymes o micro pymes; las tensiones de los mercados; la situación geopolítica;  la falta de trabajadores… sin embargo, todo esto se entienden como gajes del oficio. La empresa tiene que ir salvando obstáculos en su día a día para poder sobrevivir y en este contexto, lo que peor se lleva es la falta de amparo social, el cuestionamiento permanente. 

Tenemos empresas centenarias que siguen ahí porque han sabido hacer bien las cosas. En Euskadi contamos con ejemplos emblemáticos de empresa familiar

Es una pena que a la sociedad en general no se le permita aprender de esos buenos ejemplos empresariales que resultan invisibles para el común de los mortales, porque la realidad es que de las empresas se aprende muchísimo.

Tienen capacidad de enseñar porque son pioneras en muchos ámbitos. Cito algunos de los que más se visualizan en este momento: la sostenibilidad, por ejemplo, y entendida en el sentido más amplio con las tres patas que la hacen posible (medioambiente, gobernanza y personas). Hay empresas que han interiorizado esto de tal modo, que han conseguido implementar políticas absolutamente novedosas respecto al ámbito social, de las que no se habla o se habla muy poco, y se entiende menos.

O el hecho de que una empresa familiar y centenaria sea arrasada por las llamas y decida resurgir como el ave fénix, como está ocurriendo en Álava con LEA. Esto no es sólo una motivación para el resto de las empresas, es  un incentivo y un ejemplo vital para todos y cada uno de nosotros.

El hecho de que una empresa familiar y centenaria sea arrasada por las llamas y decida resurgir como el ave fénix, como está ocurriendo en Álava con LEA

O los esfuerzos que se hacen en materia de prevención de riesgos. Muchas empresas animan a los equipos con buenas prácticas no sólo en el puesto de trabajo, también en sus días a día… y así un desplegable que puede completarse mucho más y en el que deberíamos mirarnos.

Las empresas y quienes las comandan no actúan así sólo por cuestiones empresariales, lo hacen por entender su responsabilidad en todos los ámbitos de una forma muy concreta que pasa por hacer y dejar un mundo mejor.