Los sindicatos anuncian protestas y demandas contra Confebask tras fracasar las vías para un SMI vasco
Ya está, ya tenemos en el horizonte una huelga general convocada para marzo. El motivo o más bien la excusa: el Salario Mínimo Vasco. Los sindicatos llevan meses abanderando este tema y ante el cierre sistemático de las puertas a las que han ido tocando, han optado, nada más y nada menos que por el recurso más drástico que tienen a mano: la huelga general.
Desde el principio se han mostrado especialmente beligerantes con la posición de la patronal, y tampoco les gustó nada que el Parlamento vasco bloqueará la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) en la se pretendía abordar este asunto.
La realidad con o sin huelga es tozuda. Euskadi no tiene competencias para legislar sobre el Salario Mínimo y eso no lo va a resolver la convocatoria sindical. Así que ¿de qué estamos hablando?
Si lo que se buscaba era abrir este melón y generar el debate, el plato ya está servido y las posiciones más que claras, y no las va a arreglar la huelga general que lo único que puede conseguir es distanciar aún más las posturas entre unos y otros, entre los que ya media un abismo.
Así que tenemos en ciernes una convocatoria de huelga por algo en lo que no tenemos mando en plaza, y por motivos que algunas entendemos más bien poco, por no decir nada.
La media salarial en Euskadi es la más alta de España, superando los 2.800 euros brutos mensuales
Abogan los convocantes por un Salario Mínimo Vasco de 1.500 euros frente a los 1.184 fijados desde Madrid, y lo argumentan diciendo que aquí la vida es más cara. Desde luego esa premisa no es discutible. Entre otras cosas, por eso ostentamos el primer puesto en el ranking salarial. La media salarial en Euskadi es la más alta de España, superando los 2.800 euros brutos mensuales.
Subir los salarios, recortar la jornada y en general mejorar las condiciones de los trabajadores son logros que los sindicatos se atribuyen, alguno lo hace además vanagloriándose del número de huelgas que convoca, que no serían factibles sin acuerdos entre las empresas y los trabajadores.
Los acuerdos se logran con la voluntad de las partes y en los foros correspondientes. Esos lugares de encuentro están inventados hace mucho, y llegar a esos avances que no caen del cielo, es porque esos escenarios funcionan. El primero sin ninguna duda es el espacio de la negociación colectiva, donde históricamente se debaten las peticiones de unos y las opciones que la patronal tiene de responder a las mismas. Un buen número de convenios colectivos firmados a lo largo de la historia de la negociación colectiva en este país, atestiguan que allí es donde se plantean los temas, donde se debate, donde se discute y donde se alcanzan consensos.
Está inventado. No hace falta sacarse de la chistera otra cosa. Los salarios han ido subiendo paulatinamente en esos ámbitos y por ese motivo en Euskadi tenemos, entre otras muchas otras prestaciones, salarios muy por encima de la media.
Bueno pues la Mesa de Diálogo Social tampoco vale porque “casualmente” los convocantes de la huelga se han negado siempre a ir
En cualquier caso si los foros donde se aborda la negociación colectiva y que son el escenario natural y propicio para cuestiones salariales y de otra índole, no gustan entre otras cosas, porque no todos los trabajadores están encuadrados ahí, hay otro lugar disponible para abordar el asunto: la Mesa de Diálogo Social.
Ese es el lugar al que tanto Confebask como el Gobierno vasco han emplazado a los sindicatos para abordar el asunto del salario mínimo junto con otras cuestiones de alcance como son la productividad y el absentismo.
Bueno pues la Mesa de Diálogo Social tampoco vale porque “casualmente” los convocantes de la huelga se han negado siempre a ir. Curioso comportamiento cuando en paralelo se interpone una demanda contra la patronal por negarse a hablar del asunto.
Contradicciones y situaciones que no favorecen ni el diálogo, ni por supuesto el acuerdo. Así que les ha parecido que la mejor opción es convocar una huelga general e intentar pararlo todo en marzo.
La iniciativa ni ayuda al pretendido objetivo, ni nos ayuda en lo económico. Y además perjudica la imagen que damos dentro y fuera. La huelga vuelve a desvirtuarse como instrumento de respuesta ante situaciones realmente complejas.
Queda tiempo para que impere la sensatez y se desconvoque, pero casi con toda seguridad tendremos huelga general. Una lástima.