Los resultados de las elecciones forales y municipales celebradas este domingo dejan en Euskadi un panorama complicado en el que los partidos políticos con presencia en País Vasco, especialmente PNV y EH-Bildu, tendrán que buscar socios para ver quien logra erigirse como la mejor opción en muchos de los territorios en disputa y por demostrar cuál es la formación política con más apoyos en Euskadi. Especialmente tras el anuncio realizado este lunes por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de adelantar las elecciones generales al próximo 23 de Julio.
Tanto en las tres capitales como en las tres diputaciones vascas será necesario negociar y pactar para alcanzar la mayoría absoluta en Ayuntamientos y Juntas Generales, e incluso, en casos como Vitoria y Gipuzkoa, la primera fuerza política podría no contar con los apoyos necesarios para conformar gobierno. De hecho, en la capital alavesa es muy probable -por no decir seguro- que la candidata de EH-Bildu, Rocío Vitero, no llegue a ser alcaldesa, y sea Maider Etxeberría, del PSE-EE, quien tome el cargo.
En este caso, la política socialista necesitará del apoyo de los nacionalistas además de la abstención del PP para hacerse con el Consistorio vitoriano, por lo que la izquierda abertzale, incluso con el apoyo de Elkarrekin Podemos lo tendría mucho más que complicado para gobernar. Especialmente porque tanto el PSE-EE como el PNV han mostrado su intención clara por reeditar el pacto global y apostar por un pacto "amplio" y "general" en Euskadi.
Además, desde el Partido Popular seguramente tengan todavía fresco lo ocurrido en 2015 con aquel famoso "marotazo". El momento en el que la coalición soberanista, siendo segunda fuerza en aquellos comicios, apoyó la candidatura del nacionalista Gorka Urtaran junto al PSE, con el único objetivo de expulsar al entonces alcalde del PP, Javier Maroto y abriendo así una gran etapa de declive del Partido Popular en País Vasco.
Reedición del pacto PNV-PSE
En Álava, Vizcaya, Bilbao y San Sebastián, el PNV tiene asegurado el gobierno si repite los pactos con el PSE y ambos podrían conformar un ejecutivo de coalición con el que mantenerse, de forma relativamente cómoda, durante los próximos cuatro años. Una opción que parece casi segura, sobre todo para que el Partido Socialista pueda seguir presentando a la formación jeltzale como su socio prioritario en Euskadi, especialmente con las recién anunciadas elecciones generales para el próximo 23 de julio.
Por otra parte, en Gipuzkoa, donde la candidatura más votada ha sido la de Maddalen Iriarte y EH-Bildu, con 22 diputados, el partido nacionalista, encabezado por Eider Mendoza, necesita no solo el apoyo de los socialistas, sino también el de, al menos, uno de los escaños del PP y la abstención de los otros dos, para poder sumar más votos que la izquierda abertzale y Elkarrekin Podemos juntos. Sin los populares, que han logrado 3 diputados, las hipotéticas coaliciones Bildu-Podemos y PNV-PSE lograrían cada una 25 escaños en un parlamento con 51 asientos.
Además, en Vitoria socialistas y jeltzles también se posicionan como la opción más segura dentro del Ayuntamiento, de nuevo con el apoyo o la abstención de los populares, solo que esta vez las tornas cambian y el PNV de Beatriz Artolazabal quedaría como segunda fuerza de la coalición con el PSE-EE.
Consciente de este panorama y de la posibilidad de no gobernar en ninguno de los dos grandes territorios donde Bildu ha quedado como la lista más votada, el presidente de la coalición soberanista, Arnaldo Otegi, pidió este lunes "deportividad democrática" para que la izquierda abertzale no quede relegada una vez más a la oposición. Algo que también puede ocurrirle en Durango, uno de sus grandes feudos en Vizcaya, en donde los jeltzales anunciaron su intención de optar por la alcaldía, y donde el único edil del Partido Popular, Carlos García, ya adelantó su apoyo al PNV, para evitar que gobierne la izquierda abertzale.