Endika Guarrotxena, de héroe del Athletic en la Copa de 1984 a estar en la lista de EH Bildu en 2024
El bilbaíno fue miembro de la Mesa Nacional de Herri Batasuna tras colgar las botas y es candidato al Parlamento Europeo con el partido de Otegi, además de colaborar en un proyecto que se centra en la ayuda del bienestar de los miles de refugiados en Grecia
10 abril, 2024 05:00Noticias relacionadas
Hablar de Endika Guarrotxena genera una pequeña sonrisa en el rostro de los parroquianos del Athletic Club. El bilbaíno fue el autor del gol que otorgó a la entidad vizcaína su última Copa del Rey en 1984 antes de la conseguida hace escasos días en La Cartuja. Su nombre ha aparecido en decenas de reportajes, de noticias y de entrevistas al ser el último jugador que coronó al Athletic como el gran artícife de que la gabarra surcara la ría de Bilbao por última vez, con Javier Clemente por técnico. Lo cierto es que Endika abandonó el club tres años después de esa gesta y deambuló por diversos equipos antes de retirarse de fútbol profesional en el Benidorm en 1991.
Desde entonces, el '9' rojiblanco ha estado vinculado al mundo de la política, concretamente desde que fue miembro de la Mesa Nacional de Herri Batasuna en 1998. Eso le llevó a que más adelante, fuera concejal en la localidad vizcaína de Sopela y que haya terminado en la lista para ser candidato al Parlamento Europeo representando a EH Bildu. Más allá de ello, Guarrotxena colabora con la asociación de ayuda a los refugiados 'Zaporeak', ayudando a miles de refugiados que llegan cada año a Grecia y Turquía en busca de oportunidades y de cambiar su forma de vida. Una rutina totalmente distinta a la que vivió como futbolista y que le llevó a ser recordado por una afición que coreó su nombre en cuanto finalizó la final de Copa entre el Athletic y el Barcelona en mayo de 1984.
Fue miembro de la Mesa Nacional de Herri Batasuna en 1998 y eso le llevó a que más adelante fuera concejal en Sopela
Un duelo que certificó un nuevo campeonato copero para los bilbaínos y que hoy en día aún se comenta por Barcelona tras ser la despedida de Diego Armando Maradona como jugador de la ciudad condal y formarse una batalla campal sobre el terreno de juego pocas veces vista en la competición. Puñetazos, patadas y agarrones que terminaron con el colegiado castigando a diversos jugadores con sanciones de hasta tres meses pero que, por una razón u otra, no se aplicaron. La historia terminó con la plantilla celebrando el título por todo lo alto en la gabarra, que volverá a cruzar la ría de Bilbao con la Copa cosechada este pasado sábado ante el RCD Mallorca en la tanda de penaltis. Berenguer, autor del penalti definitivo, se une así a la lista de jugadores que siempre serán recordados.
La anécdota con Butragueño
A falta de dos semanas para que se conozcan los resultados en las elecciones vascas, el nombre de Endika Guarrotxena ya circulaba por los lares de Euskadi desde hace unos meses. No solo por el goleador del Athletic Club, sino por sus apariciones en las manifestaciones que se han organizado durante este año en favor de que los presos de ETA tengan un trato ordinario y puedan acogerse al tercer grado y a cualquier beneficio penitenciario de los que pueden gozar el resto de reclusos.
Ha aparecido en las manifestaciones que se han organizado durante este año en favor de que los presos de ETA tengan un trato ordinario y puedan acogerse al tercer grado
El exfutbolista siempre se ha caracterizado por tener su ideología clara y en ser lo más y transparente posible. No hay más que recordar la curiosa anécdota que contó Emilio Butragueño durante su etapa como jugador en la Selección Española Sub-21. El delantero del Real Madrid coincidió con Guarrotxena en la Eurocopa de 84 y compartió posición con él. Recuerda que, al acabar un partido, cambiaba con el rival toda su ropa, es decir, "la camiseta, el pantalón, las medias e incluso el chándal". Le preguntó a Endika por qué lo hacía, a lo que, según Butragueño, respondió: "Porque para mí esa camiseta no significa nada". Una frase que generó cierto malestar en el madrileño pero que, años después, quedó totalmente olvidado.