Josean Manzanos, de Ixileku, en las jornadas sobre alternativas de vivienda / CV

Josean Manzanos, de Ixileku, en las jornadas sobre alternativas de vivienda / CV

Sociedad

Existe una alternativa de vivienda frente a la compra y el alquiler

"Queremos vivir como pensamos, no pensar en cómo vivir". Las jornadas sobre vivienda colaborativa celebradas en Vitoria avivan el debate sobre la necesidad de un cambio de modelo en un mercado desbocado

23 abril, 2023 05:00

El mercado inmobiliario va tan desbocado, y las elecciones están tan cerca, que el problema del acceso a la vivienda ha vuelto a colarse en el debate político. Las soluciones más sonadas pasan por incrementar el parque de alquiler social, mantene a raya a los caseros y aprobar ayudas a la hipoteca: medidas que alivien las cargas económicas de la ciudadanía cuando compra o arrenda.

Y luego está la respuesta alternativa, una fórmula que trastoca las reglas del juego y a la que Euskadi está empezando a hacer ojitos. La vivienda colaborativa. Las Jornadas Sociedad y Vivienda celebradas esta semana en Vitoria-Gasteiz bajo la batuta de la sociedad municipal Ensanche 21 fueron un canto a este modelo. De esperanza, tras años de sirenas.

Grosso modo, la vivienda colaborativa pasa por la creación de una cooperativa de personas que compra el derecho a uso de un suelo para gestionar sin ánimo de lucro y habitar un conjunto de alojamientos independientes articulados en torno a espacios y servicios comunes que pertenecen al colectivo.

No será un modelo mágico, pero quienes lo defienden aseguran que tiene lo mejor de la propiedad y del alquiler. “Es una fórmula que garantiza la retención de precios a largo plazo y asegura la permanencia de los inquilinos sin cargas financieras, con un ahorro del 25% a corto plazo. Además no ata a un sitio, facilita la movilidad y, al mismo tiempo, recupera el espíritu de comunidad”, explicó Rubén Méndez, participante en las Jornadas por parte de REAS, ante un auditorio con más de 200 agentes.

Las cooperativas de vivienda en cesión de uso están asentadísimas en países como Suecia, Dinamarca o Alemania. Cuando el modelo llegó a Estados Unidos, se popularizó el término cohousing. En España ya ha cumplido trece años, aunque por el País Vasco todavía suene forastero. La fórmula “floreció en Catalunya” gracias a la colaboración de las administraciones, dando a luz a La Borda, La Balma y Princesa 49.

En Madrid, el hito lo marcó Entrepatios. A posteriori, y gracias a movimientos como REAS, han surgido agrupaciones y propuestas por toda la Península. Ana Oregi, presidenta de Ensanche 21, recordó que ahora mismo hay “40 iniciativas que reclaman colaboración y condiciones favorables para modelos habitacionales más sostenibles, cuidadosos, respetuosos, participativos y saludables”. Una de ellas la tiene muy cerca, en Vitoria.

Vivienda de alquiler/PIXABAY

Vivienda de alquiler/PIXABAY

Tres años tras un sueño "realista"

Hace tres años, diez familias agrupadas en la asociación Ixileku solicitaron al
Ayuntamiento el uso de una parcela al norte de la ciudad para levantar un inmueble nunca visto por estos lares: de madera y con paneles fotovoltaicos, siete pisos particulares de diferentes tamaños, tres alojamientos para personas vulnerables y una gran área comunitaria distribuida en varios servicios (aulas, talleres, sala de silencio…). Entonces pincharon hueso. El terreno era de equipamiento, así que la respuesta fue “no”. Tampoco se les dio alternativa. Pero no se rindieron. Ahora el proyecto arquitectónico suma tres pisos más, porque las necesidades han aumentado.

Y siguen llamando a la puerta de la administración. Josean Manzanos y Rafael Martínez de la Hidalga, representantes de Ixileku, quieren pensar que algo ha empezado a cambiar. Recientemente, el Parlamento Vasco se puso de acuerdo en diseñar una estrategia que permita impulsar la vivienda colaborativa de la mano de los ayuntamientos y colectivos interesados.

En las Jornadas de esta semana, el gerente de Ensanche 21 reconoció que suelo hay, al menos para levantar 10.000 viviendas protegidas. Y también calificó la fórmula de las cooperativas de vivienda en cesión de uso de “realista”.

El discurso ya no es el de 2020, aunque empieza a pasar el tiempo y hacen falta más que palabras. “Les pedimos que sean ágiles. Hoy todo va muy rápido, menos lo público que va muy lento”.

Ixileku nació como tal hace diez años para “ser, vivir, estar y caminar en comunidad”. Esa filosofía riega hasta la raíz su concepto de vivienda colaborativa. El cohousing es, a su juicio, mucho más que un recurso para un envejecimiento activo y en compañía, mucho más que una herramienta fabulosa para abaratar gastos de alquiler o
hipoteca, mucho más que un greenwashing político. “Es darnos cuenta de que podemos usar, no hace falta tener. Es querer vivir como pensamos, no pensar en cómo vivir”.

Promoción de Neinor Homes / Neinor

Promoción de Neinor Homes / Neinor

La tercera vía de la vivienda

Suena idealista, pero tampoco. A Manzanos le gusta hablar de las dudas que surgen ante la perspectiva de entrar en una vivienda cooperativa. “¿Nos pegaremos de tortas en la entrada, quién cuidará del huerto…?” Por eso es fundamental asentar los cimientos: compartir inquietudes y tener claro de dónde parte el proyecto. Para Ixileku, este modelo supone “una forma de vida orgánica, en concordancia con la biodiversidad, donde prima el cuidado personal y comunitario, donde se dan relaciones intergeneracionales integrándose las diferentes edades como una forma de vida: padres, hijos solteros, mujeres, enamorados, desenamorados… inclusiva y sostenible”.

Méndez subrayó que la vivienda cooperativa en cesión sin ánimo de lucro es “la tercera vía de la vivienda”. Una palanca de cambio para optimizar el uso del suelo, maximizar la eficiencia de los recursos, asegurar espacios habitables de calidad y favorecer la convivencia. Y Manzanos remató: “no se trata de construir casas, sino vida en común”.