Zedarriak apunta al 'rey desnudo': ¿Puede Euskadi invertir 5.000 millones al año en industria?
Pese al espíritu constructivo del último informe y el clima de cordialidad con el poder político, el foro de Dorronsoro pone la lupa de forma sutil en las debilidades de la economía vasca
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El foro Zedarriak ha recuperado 'punch' mediático esta semana después de un tiempo en segundo plano. Tras una serie de informes un tanto discretos, el think tank empresarial abre en su último análisis varios debates clave sobre el futuro de la economía vasca.
En una puesta de largo de campanillas, con la presencia de los principales consejeros vascos del ramo, el exlehendakari Iñigo Urkullu y representación de los principales partidos políticos, Zedarriak aprovecha el rebufo de Draghi y Letta para pedir 5.000 millones en inversión público privada al año en cuestiones cruciales como la industria renovable o la atracción de talento y, de paso, una reflexión sobre la oportunidad que genera la controvertida industria de defensa.
Y eso que el equipo de Guillermo Dorronsoro mantiene en este último informe el tono conciliador hacia las administraciones y el poder político vasco, un 'decir pero no decir' porque ya fue explícito en su debut hace unos años y solo le sirvió para recibir una reprimenda de Urkullu.
Sellada la paz con Sabin Etxea y con el propio exlehendakari, el nuevo gobierno de Imanol Pradales dice "compartir" el análisis de Zedarriak sobre la necesidad de "ganar peso industrial e influencia política en la UE".
Cordialidad política
Aun así, y pese a esa escenificación de máxima cordialidad entre el poder empresarial y el político, las treinta páginas del documento 'Euskadi y la Unión Europea, un destino compartido de competitividad y prosperidad' tienen cierta miga.
Solo la cifra que necesitaría la economía vasca para cumplir con los objetivos del informe Draghi, 5.000 millones al año, una tercera parte de todo el presupuesto del Gobierno vasco, dice mucho de cuál es el punto de partida.
Desde el ámbito privado, a pesar de que Euskadi cuenta con empresarios de peso capaces de liderar operaciones para adquirir compañías de primer nivel, lo cierto es que la propuesta de Zedarriak parece inalcanzable a día de hoy.
Solo hay que ver cuánto le está costando a José Antonio Jainaga mejorar los 200 millones que ofrecía Magyar Vagon a Trilantic por el 30% de Talgo. Y no es solo contar con el dinero para comprar, es todo lo que viene después para poder afrontar las inversiones y costes fijos de una empresa como el fabricante de ferrocarriles.
Desde la administración sí se han anunciado inversiones para relanzar el sector industrial, sobre todo en forma de ayudas, pero también lejos del objetivo fijado por el foro de empresarios. El consejero Mikel Jauregi ha anunciado 500 millones a pymes en 2025 e inversiones de unos mil millones en la industria en tres años a través de planes para la descarbonización.
200 millones sin gastar
Y en cuanto a participaciones directas en empresas, la capacidad del fondo Finkatuz está también muy por debajo. De hecho Finkatuz cerró la era Urkullu con 200 millones sin gastar (apenas 100 millones de inversión en tres empresas) porque no había operaciones lo suficientemente claras como para asegurar un impacto positivo en el arraigo y el empleo sin penalización para las arcas públicas.
Claro que en todo esto juegan un papel central los bancos y el resto de agentes que ofrecen respaldo financiero, a los que Urkullu reunía en el nuevo clúster Basquefik.
Esta misma semana Adolfo Plaza, presidente de Laboral Kutxa, una de las entidades clave en ese ecosistema y nada sospechosa de querer favorecer a otras comunidades autónomas, anunciaba una inminente expansión a Cataluña porque Madrid y Barcelona son "los polos de crecimiento". Kutxabank acaba de inaugurar una sede central en Madrid para contar con una mejor posición en el que considera mercado clave para el crecimiento del negocio.