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Dormir bien tiene la llave de una vida saludable física y mental

El sueño no es solo un descanso, es un proceso biológico esencial para la regeneración del cuerpo y la mente. Dormir de forma inadecuada o insuficiente tiene consecuencias negativas

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Dormir correctamente es mucho más que una simple necesidad biológica: constituye uno de los pilares fundamentales para mantener una buena salud física, mental y emocional. Durante el sueño, el cuerpo lleva a cabo procesos esenciales de reparación, regulación hormonal, consolidación de la memoria y fortalecimiento del sistema inmunológico. A pesar de su importancia, muchas personas continúan subestimando el valor del descanso nocturno, ya sea por falta de tiempo, estrés, malos hábitos o exceso de estímulos digitales antes de dormir.

Diversos estudios científicos coinciden en que el sueño no solo permite la recuperación del desgaste diario, sino que también actúa como un factor clave para el bienestar general. Dormir de forma insuficiente o de mala calidad puede afectar el estado de ánimo, la capacidad de concentración, el rendimiento laboral o académico, e incluso aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, obesidad, diabetes tipo 2 y trastornos mentales como la ansiedad o la depresión.

En este sentido, la alteración del sueño no debe tomarse a la ligera, ya que puede desencadenar consecuencias a largo plazo en el organismo. Dormir bien no es un lujo, sino una necesidad básica para vivir con salud, energía y equilibrio. Priorizar el descanso adecuado debería ser una parte central de cualquier estilo de vida saludable.

¿Por qué no dormimos bien?

Las razones detrás de un mal descanso son diversas. Desde el hábito de "consultar los problemas con la almohada", hasta rutinas desordenadas o trastornos como el insomnio o la apnea del sueño. “Muchas personas no tienen una enfermedad del sueño diagnosticada, pero han ido descuidando su descanso sin darse cuenta. Y eso, inevitablemente, afecta a su salud”, explica el doctor Carlos Egea, neumólogo y responsable de la Unidad del Sueño del Centro Médico Quirónsalud Plaza Euskadi y Hospital Quirónsalud Vitoria. Por ejemplo, existen personas con retraso de fase del sueño —que se acuestan muy tarde— pero esto no se considera insomnio si no les perjudica durante el día.

Uno de los trastornos más comunes es el insomnio, que afecta a cerca del 15% de la población española. Este diagnóstico se establece cuando la falta de sueño impacta negativamente en el rendimiento diario y se mantiene durante al menos tres meses. Pero no solo el insomnio causa problemas: también influyen otras alteraciones como la apnea del sueño, el síndrome de piernas inquietas o los malos hábitos de descanso.

El sueño y sus consecuencias en la salud

No dormir bien no solo implica cansancio. A largo plazo, puede derivar en enfermedades cardiovasculares, trastornos metabólicos y problemas cognitivos. El sueño cumple funciones esenciales como la consolidación de la memoria, la regeneración celular y el equilibrio hormonal. Además, influye directamente en nuestro estado de ánimo y en la forma en que enfrentamos el estrés diario. “Si sumamos todo el tiempo que pasamos soñando, hablamos de entre 7 y 15 años de nuestra vida”, apunta el doctor.

El descanso también está estrechamente relacionado con procesos clave como la actividad hormonal, el sistema inmunológico y el crecimiento infantil. Por todo ello, dormir bien no solo mejora nuestra salud, sino también nuestras relaciones personales y nuestra calidad de vida. Como bien resume el especialista: “La noche no arregla ni las parejas, ni los problemas, ni la vida en general”.

¿Se puede recuperar el sueño perdido?

Uno de los mitos más extendidos es pensar que se puede “compensar” la falta de sueño durmiendo más los fines de semana. Aunque las siestas pueden ser útiles, lo verdaderamente importante es la regularidad. “Nuestro cuerpo sigue ritmos circadianos, y mantener horarios estables es fundamental”, advierte Egea. Así, no solo importa cuántas horas dormimos, sino también a qué hora nos acostamos y despertamos.

Desde la ciencia, se ha demostrado que la hora del sueño tiene tanto peso como su duración. Dormir ocho horas no es igual de beneficioso si se hace de madrugada que si se hace en horarios más acordes con el ciclo natural del cuerpo.

Consejos para mejorar la calidad del sueño

Para prevenir y tratar los problemas relacionados con el descanso, el doctor Egea propone algunas pautas de higiene del sueño:

  • Respetar horarios: Dormir y despertar siempre a la misma hora, incluso los fines de semana.
  • Evitar pantallas antes de dormir: La luz de dispositivos electrónicos altera la melatonina y eleva el cortisol, dificultando la relajación.
  • Cuidar la alimentación y el ejercicio: Evitar cenas copiosas y beber mucho antes de dormir. Hacer ejercicio es recomendable, pero no justo antes de acostarse.
  • Reducir el estrés nocturno: No obsesionarse con dormir. Leer, escuchar música tranquila o realizar actividades relajantes puede ayudar.
  • Controlar la temperatura: Dormir en un ambiente fresco y con ropa ligera mejora la conciliación del sueño.

El impacto de la tecnología

La tecnología también juega un papel decisivo. El uso excesivo de pantallas antes de dormir altera no solo los ritmos del cuerpo, sino también el contenido emocional del descanso. “Así como sabemos que comer un chuletón gigante o beber cinco botellas de vino no es saludable, debemos entender que exagerar con las pantallas también perjudica el sueño”, comenta el doctor Egea. Además, lo que vemos en las redes o en las noticias antes de dormir —especialmente si es estresante— se refleja en nuestra mente durante la noche.

Dormir bien es, en resumen, una inversión directa en nuestra salud y bienestar. Y como cualquier hábito saludable, comienza con una decisión consciente: prestarle atención.