Elegido Pedro Sánchez como presidente del Gobierno, sí, pero la crisis política continúa en España. Tal y como titulábamos el jueves tras acabar la votación, el jefe del Ejecutivo gana con una mayoría absoluta de 179 votos, pero empieza la legislatura más frágil. Y la más propicia para el independentismo, a priori.
A muchos no nos ha gustado la amnistía. No nos gusta porque se hace por motivos de interés de un partido y no por el interés general; porque el propio Sánchez y los suyos decían que esta amnistía no cabía en la Constitución, rompía el ordenamiento jurídico y era mala para España; porque los independentistas, empezando por el gran beneficiado, que es Carles Puigdemont, no se han retractado ni han pedido perdón (y hasta amenazan con volver a hacerlo)...
Y no nos gusta, hay que dejarlo claro, por otros muchos motivos. Porque se rompe la igualdad ante la ley; porque unos políticos amnistían a otros y eso siempre es mal síntoma; porque no iba en el programa electoral del PSOE; porque los propios amnistiados participan en la redacción de la ley que es para ellos; porque deja huérfanos a los constitucionalistas en Cataluña... En definitiva, estamos, como leí hace unos días, ante un 'caso Banca Catalana 2.0': se perdona al independentismo a cambio de su apoyo.
Más allá de la amnistía, en el debate pasaron muchas cosas que nos dejan lecturas importantes sobre lo que viene. Sin ir más lejos, se vio cómo los propios independentistas catalanes, sobre todo Junts, con la portavoz Miriam Nogueras, dejaron claras sus fuertes desavenencias con Sánchez hasta por la propia interpretación de la amnistía y sus consecuencias. Quizás eso se explica porque el próximo año hay elecciones autonómicas en Cataluña; unas elecciones que les contarán mejor que nadie los compañeros de 'Crónica Global'.
Esa crisis polítia de la que hablo se ve en lo que ha hecho el PSOE, pero también en lo que ha hecho el PP. ¿Por qué el señor Feijóo no aprovechó su momento de subir a la tribuna para ofrecer una abstención técnica al PSOE? Habría sido un golpe de efecto, al menos. Él mismo y diez de sus diputados se abstendrían para evitar que Sánchez necesitase a los independentistas.
Si tanto creen que se rompe España y que la amnistía es tan mala, ¿por qué no hacer algo para impedir que saliera adelante? Era un buen momento para mostrar su patriotismo con esa propuesta. Algunos lo proponíamos aquí unos días atrás pero ya sabíamos que predicábamos en el desierto.
Repito que la citada crisis política continúa. Es obvio que los dos grandes partidos no son capaces de llegar a acuerdos porque piensan más en alcanzar o mantener el poder que en el bien de los ciudadanos.
Euskadi y su futuro
Y en este largo análisis llegamos ya a lo que tiene que ver con Euskadi. En el debate del jueves Aitor Esteban afeó a Feijóo que les habría ofrecido cosas a cambio de su apoyo. Luego se filtró que la oferta consistía en ocupar el Ministerio de Industria. Algo que el PP negó. Pero aparte de los tiras y aflojas, lo que sí parece claro es que se han roto las puertas al entendimiento entre ambos partidos de centro derecha. El nuevo líder del PP vasco, Javier de Andrés, y el propio Feijóo podían representar esa moderación que permitiera acuerdos con los jeltzales, pero eso ahora, tras las investiduras, parece más lejos que nunca.
En lo que respecta a EH Bildu, es curioso que le diga a Sánchez que su apoyo "no es un cheque en blanco" cuando la coalición abertzale presume precisamente de no haber llegado a pactos a cambio de sus votos. ¿O acaso hay algún pacto que no conocemos con Bildu? Quizás Mertxe Aizpurua se refería sólo a las votaciones que ahora irán llegando al Congreso, donde Bildu podrá ejercer su nueva forma de actuar en Madrid, parecida a la del PNV. A saber: sacar tajada al Gobierno para los vascos.
La nación sí o no
Para terminar, quizás la principal clave relacionada con Euskadi tiene que ver con la citada crisis política y con la cuestión territorial. Tanto en los discursos de ambos partidos vascos en el Parlamento como en el pacto del PNV con el PSOE se hablaba de este asunto, de la plurinacionalidad, del "reconocimiento nacional" de Euskadi. Es obvio que, como venimos contando aquí, el PNV apunta más a una reforma del Estatuto que incluya ese reconomiento mientras que Bildu, como demostraba este sábado en las calles de Bilbao, aboga por una posición más rupturista, independentista. Ese es el gran tema que viene en Euskadi.
En definitiva, mucha incertidumbre, mucha fragilidad y muchos acuerdos firmados. Veremos si esos pactos se cumplen. Con Sánchez, como siempre decimos, nunca se sabe.