El PNV se consolida como socio de Sánchez y encauza el 'Plan Urkullu' para un nuevo Estatuto
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Fumata blanca con consecuencias más que relevantes. El pacto rubricado este viernes por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y por el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, facilitará la investidura en la sede de la soberanía nacional, sí, pero también tiene unas hondas implicaciones en el futuro de la política vasca. Implicaciones en la forma y en el fondo. Por un lado, los peneuvistas y los socialistas consolidan su alianza tanto en Madrid como en Euskadi. Y, por el otro, se allana el terreno para poner en marcha el 'Plan Urkullu' que persigue un nuevo Estatuto vasco.
Que el PNV y el PSOE estaban condenados a entenderse era una obviedad. Porque ya comparten el poder en todas las instituciones vascas (Gobierno, diputaciones y principales alcaldías). Y porque los jeltzales dejaron claro tras el 23-J que su apuesta en el Congreso de los Diputados seguía siendo sostener el Ejecutivo progresista de PSOE y Podemos, sin dejar espacio alguno a los cantos de sirena lanzados por el PP de Alberto Núñez Feijóo.
En ese contexto, peneuvistas y socialistas han estado negociando paulatina y sibilinamente en Madrid mientras esperaban a que hubiera acuerdo también con Junts. No parece casualidad, en ese sentido, que Ortuzar se haya visto dos veces con Carles Puigdemont en los últimos meses. Hay quienes aseguran, de hecho, aunque sólo pueda quedar en el terreno de las especulaciones, que los jeltzales han ayudado también a tender puentes entre el PSOE y Junts... Pero esa es, en todo caso, harina de otro costal.
Cerrado el pacto del partido gobernante con los nacionalistas catalanes, llegaba el momento de anunciar los pactos ya cocinados entre peneuvistas y socialistas. Un anuncio a bombo y platillo que evidencia la importancia que unos y otros querían dar a la imagen del pacto. La profundidad de los acuerdos dependerá de si finalmente se desarrollan o no, pero lo que queda claro, eso sí, es que el PNV se consolida como uno de los socios prioritarios de Sánchez.
El plan del lehendakari, Iñigo Urkullu, consiste en alumbrar un nuevo Estatuto de autonomía que incluya el citado reconocimiento de que Euskadi es una nación, que blinde y amplíe el autogobierno vasco con una "relación bilateral" con el Estado, que sea ratificado por los ciudadanos vascos en un referéndum y que, además, introduzca en su articulado la posibilidad de ejercer el derecho a decidir en el futuro
Estética y políticamente este movimiento no es baladí, ni muchísimo menos, porque llega a sólo unos meses -tal vez cuatro, si el lehendakari convoca para marzo- de las elecciones autonómicas vascas. Con la foto de este viernes parece alejarse, si es que alguna vez ha estado cerca, la posibilidad de que el PSE decidiera cambiar de socio en Euskadi para gobernar junto a EH Bildu.
Más allá de las alianzas futuras y de lo que supone la imagen de Sánchez y Ortuzar estrechando sus manos, está el contenido del acuerdo. Como ya se ha dicho, habrá que esperar a que lo firmado se haga realidad; algo que, por ejemplo, no ocurrió en la pasada legislatura. En el PNV saben muy bien que muchos de los acuerdos rubricados en 2019 por los mismos protagonistas nunca llegaron a materializarse...
Un año y medio de plazo
En todo caso, de todo lo acordado por peneuvistas y socialistas destaca sobremanera la apuesta por renovar el autogobierno en un plazo de un año y medio desde el inicio de la legislatura. ¿En qué consiste exactamente esa renovación que abordará, como ambos han firmado, la cuestión del "reconocimiento nacional de Euskadi"?
La respuesta a esa pregunta se llama 'Plan Urkullu'. Tal y como viene informando Crónica Vasca desde hace meses, el plan del lehendakari, Iñigo Urkullu, consiste en alumbrar un nuevo Estatuto de autonomía que incluya el citado reconocimiento de que Euskadi es una nación, que blinde y amplíe el autogobierno vasco con una "relación bilateral" con el Estado, que sea ratificado por los ciudadanos vascos en un referéndum y que, además, introduzca en su articulado la posibilidad de ejercer el derecho a decidir en el futuro.
Urkullu aboga por su famosa convención constitucional para lanzar su plan. Esa es la senda dibujada de alguna manera en el acuerdo de investidura de su partido y el PSOE. Otra cosa es que finalmente unos y otros acaben transitando por ella.