Un serio aviso para la economía vasca. El pasado jueves el Gobierno vasco publicaba los datos del famoso 'termómetro vasco' que mide la temperatura de la economía en nuestra comunidad. Y los resultados no eran precisamente halagüeños, sino más bien preocupantes.
El Ejecutivo concluye que estamos en un "crecimiento suave" que viene a confirmar la desaceleración de la economía vasca en la parte final de 2023. Una desaceleración que sobre todo hemos visto en el caso de la industria. Por ello, hablamos de un aviso para navegantes que llega en un momento de enorme incertidumbre derivada de la guerra de Ucrania, de la guerra en Gaza y de tantos otros factores geopolíticos... Y ello, además, en un año en que se celebran en Euskadi unas elecciones autonómicas tan relevantes para el futuro. Elecciones que, por cierto, prometen emociones fuertes, como acaba de quedar claro con la primera entrega de la encuesta de Electomanía para Crónica Vasca.
Más allá de los comicios, de quién gane o de cómo sean los pactos postelectorales, es importante hablar de este parón en la economía vasca y, por ende, de los problemas en tantas empresas que venimos contando en este periódico. Ya tenemos dicho que no es oro todo lo que reluce en Euskadi y parece evidente que tenemos que tener cuidado con los tiempos que vienen.
Todos creemos, en el fondo, que más allá de los problemas geopolíticos que provocan la espiral inflacionista que nos vacía los bolsilloas hay otras cuestiones internas que nos influyen y/o no funcionan. Lo innegable es que los citados datos del mes de diciembre suponen un bajón de 2,9 puntos en el 'termómetro' respecto al mes anterior. Un frenazo que hace tiempo que no se vivía.
Son datos, en suma, para la preocupación, para no caer en la autocomplacencia y para ser conscientes de que hay mucho que trabajar y mejorar, sí, pero no para incurrir en un pesimismo feroz o para vender, como hacen algunos, que todo es catastrófico en Euskadi
El Gobierno vasco hablaba en su comunicado de los datos de empleo -sin duda lo mejor de nuestra economía-, de dinamizar el crecimiento y de todas estas cosas que se dicen siempre, pero la sensación que queda, el poso que se impone, es que algo no va bien del todo y, por ello, hay mucho por hacer para despejar incertidumbres y que la economía vasca vuelva a esa solidez de antaño, sobre todo en el sector industrial.
Hay nombres de empresas concretas donde los problemas son evidentes. Veíamos esta semana esa curiosa reunión de Michelin y el Gobierno vasco para limar asperezas. A menudo asistimos al cierre de numerosas compañías pequeñas. Ahí están los gravísimos problemas de gigantes como Siemens Gamesa. También está documentado el frenazo en las exportaciones del curso pasado. La fuga de talento es un problema estructural. Los problemas para emprender continúan..
Son datos, en suma, para la preocupación, para no caer en la autocomplacencia y para ser consciente de que hay mucho que trabajar y mejorar, sí, pero no para incurrir en un pesimismo feroz o para vender, como hacen algunos, que todo es catastrófico en Euskadi.