Se cumplen seis meses de la formación nuevo Gobierno de Imanol Pradales que se sostiene gracias a los votos de PNV y PSE. En estos meses se ha hablado sobre todo de pactos que los ciudadanos recompensan en las encuestas.
Principalmente el lehendakari ha ofrecido pactos para intentar acuerdos relevantes sobre cuestiones transversales que afectan a los ciudadanos. Por ejemplo, ese pacto por Osakidetza que se tiene que cerrar en las próximas semanas.
Más que los pactos concretos que se hayan cerrado o vayan a acordarse, estamos ante una cuestión de estilo. Pradales se está mostrando como un político dialogante que quiere llegar a acuerdos con diferentes. Acuerdos para Osakidetza, para la reforma fiscal, para los Presupuestos, para Vivienda, etcétera.
El lehendakari también busca el consenso en el autogobierno, que va a ser uno de los grandes temas el año que viene en la política vasca. Ahí, hay que admitirlo, el acuerdo parece casi imposible. Tampoco parece sencillo cerrar aquel "pacto ético" que propuso el lehendakari.
Este talante dialogante del Gobierno vasco, tanto del lehendakari como de sus consejeros, es positivo teniendo en cuenta los tiempos que corren. Vemos una política nacional crispada y polarizada donde todo son problemas judiciales y acusaciones cada vez más gruesas contra los oponentes y donde, por tanto, el diálogo parece imposible.
En Euskadi, en cambio, vemos más posibilidades de llegar a acuerdos en asuntos nucleares para la sociedad vasca, incluidos esos asuntos económicos que resultan claves para este diario, como el futuro de las renovables o las ayudas que haya que implementar para la automoción, por citar un par de ejemplos.
Así pues, podemos resumir estos seis primeros meses como un intento permanente de alcanzar acuerdos. Veremos cómo continúa esta legislatura de Pradales en Ajuria Enea. Porque una cosa es proponer y prometer acuerdos y otra es alcanzarlos.