La cita electoral de este domingo es, desde un examen a la legislatura del Gobierno de coalición compuesto por el PSOE y Unidas Podemos; hasta unos comicios en los que parece importar más el próximo presidente del gobierno que el partido político y el conjunto de representantes que compondrán el Congreso y el Senado.
Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo son, a primera vista, las únicas opciones reales para dirigir la Moncloa en los próximos cuatro años, pero si algo han demostrado las elecciones en esta última década es que el bipartidismo es cosa del pasado, y que necesariamente la fuerza más votada este domingo deberá apoyarse en otras formaciones políticas si pretende dirigir el Gobierno de España.
Aquí es donde entran, con muchas otras, las principales fuerzas políticas de Euskadi: EH-Bildu y el PNV. Ambos han sido partidos con los que el Ejecutivo central ha mostrado clara complicidad en esta última legislatura y han sido claves para acordar diferentes medidas como la Ley del 'Solo sí es sí'; la ley Trans; o la Ley de Vivienda (aunque en este caso solo recibiera el apoyo de la coalición soberanista).
Así, los resultados que salgan de estos comicios marcarán con claridad el rol que jugará Euskadi en la política nacional durante los próximos cuatro años. Cuestiones como el autogobierno y las competencias, la llegada del TAV a Euskadi o el desarrollo de la industria vasca serán temas fundamentales para los representantes jeltzales y abertzales en el Congreso y en el Senado, que en una nueva legislatura deberán mostrar su capacidad para llegar a acuerdos con el Gobierno de España.
Complicidad plena con el PSOE
Como ya ha quedado claro -incluso antes del anticipo electoral-, el Partido Socialista y Sumar, la nueva plataforma de Yolanda Díaz, componen casi una candidatura conjunta y si la ciudadanía les da los apoyos necesarios tratarán de repetir el Ejecutivo actual. Ambos partidos políticos lo han mostrado reiteradamente en mítines, entrevistas, e incluso en el debate a tres bandas de TVE donde Sánchez y Díaz actuaron con complicidad contra el secretario general y candidato de Vox, Santiago Abascal.
Es justo esta posición contra la extrema derecha lo que lleva al PNV a ponerse a la vera de Sánchez y del PSOE. Más allá del gobierno de coalición que mantienen jeltzales y socialista en el Ejecutivo vasco y del acuerdo entre ambas fuerzas en Ayuntamientos y Diputaciones, los de Andoni Ortuzar han sido históricamente una formación capaz de pactar con la derecha y la izquierda española sin apenas problemas.
Sin embargo, durante esta campaña electoral se han ido mostrando cada vez más lejos del Partido Popular y desde el primer momento han negado cualquier tipo de apoyo al PP, si Feijóo trata de ser investido presidente con los votos de Vox. De hecho, durante el debate realizado en ETB2 el pasado lunes quedó muy clara esta postura: todos los partidos presentes, incluido el PNV, actuaron en contra del candidato popular, Javier de Andrés, dejando así un claro ejemplo de la posición en la que se encuentran los jeltzales.
Cuestiones como el traspaso de competencias se han convertido en temas especialmente relevantes dentro de la campaña. Los de Ortuzar reclaman que el PSOE no ha cumplido el calendario de transferencias acordado hace casi cuatro años y solo se han producido 11 de los más de 30 traspasos competenciales planteados. Pero sus críticas son moderadas porque son conscientes de que con el PP -y sobre todo con Vox-, se haría imposible llegar a un nuevo pacto sobre este tema.
También, las disputas sobre la llegada del Tren de Alta Velocidad a Euskadi han dominado buena parte de los discursos en estas últimas semanas. El Partido Nacionalista lo reclama y tanto el PP como el PSOE prometen que llegará en el futuro próximo. Solo EH-Bildu se muestra reticente a la implementación del TAV, e incluso en el Partido Popular acusan a la izquierda abertzale de estar paralizando este proyecto.
1.789.071 vascos llamados a votar
Durante la jornada electoral de este domingo, un total de 1.789.071 ciudadanos vascos podrán ejercer su derecho a voto. De estos, 80.374 residen actualmente en el extranjero, y en unas elecciones normales supondrían el mayor porcentaje del voto por correo. Sin embargo, en plena segunda quincena de julio y con miles de vascos y vascas de vaciones, el voto por correo ha aumentado hasta los 204.815, dejando a Euskadi como la cuarta comunidad autónoma con más votos de este tipo emitidos.
Mientras, según los datos de la Delegación del Gobierno, en País Vasco se han habilitado 5.390 urnas y 2.695 mesas electorales repartidas en 719 colegios. De estos 340 están ubicados en Bizkaia, 277 en Gipuzkoa y 102 en Álava, para los que se han impreso más de 18 millones de papeletas para el Congreso y el Senado. Además, todo este dispositivo estará controlado por 1.552 policías.
Un limitado voto dual
El PP de Feijóo sabe que la sombra de la extrema derecha puede echar para atrás a muchos posibles votantes que no quieren ver a la formación de Abascal dentro del Gobierno Central, y aunque tratan de distanciarse de este partido son conscientes de que su apoyo es necesario para evitar un nuevo mandato de Sánchez y la izquierda. Los populares llaman al "voto útil" y evitan aparecer en el mismo plano que Vox, pese a haber firmado numerosos pactos con el partido ultraconservador en Ayuntamientos y Gobiernos Autonómicos.
Es justamente esta relación con la extrema derecha lo que echa para atrás a esa parte de la ciudadanía vasca dispuesta a dar su apoyo al PP en vez de al PNV en estas elecciones. Lo que se conoce como voto dual, y que en comicios anteriores se ha traducido en un traspaso del voto hacia los partidos de ámbito nacional (PP, PSOE y Sumar), parece reducirse de cara a este 23-J y deja un escenario en el que las formaciones vascas están cada vez más ajustadas.
Mientras en las generales de 2016 muchos votantes de EH-Bildu dieron su voy a Podemos; y muchos del PNV se decantaron por el PP o el PSOE, pero según la última encuesta de EiTB Focus en estos comicios la tendencia va a continuar lo que ya se vio en 2019, y serán las formaciones vascas (en especial Bildu) las que previsiblemente reciban apoyos que en otras ocasiones iban para los partidos nacionales.
Según el observatorio Silvan&Miracle, el PNV, podría recuperar un 5% de votos procedentes de quienes se abstuvieron en 2019, pero perdería un 7% que irá dirigido a Bildu, y todavía un 16% de sus votantes hace cuatro años se muestran indecisos sobre a quién dar su apoyo electoral.
Mientras, además del voto "robado" al PNV, la coalición soberanista se haría con un 10% de los votos procedentes de la abstención, un 14% de los votos que en noviembre de 2019 fueron a Podemos. Por contra, un 8% de sus votantes en las anteriores generales se muestran indecisos. Así, es justamente este fenómeno el que acerca cada vez más a Bildu a su esperado sorpasso electoral contra el Partido Nacionalista.