El consejero de Educación del Gobierno vasco, Jokin Bildarratz y el Lehendakari Iñigo Urkullu / Iñaki Berasaluce - Europa Press

El consejero de Educación del Gobierno vasco, Jokin Bildarratz y el Lehendakari Iñigo Urkullu / Iñaki Berasaluce - Europa Press

Política

Del consenso a la ruptura total: el pacto educativo se hunde con la salida de Bildu

La Ley vasca de Educación, la norma insignia de esta legislatura que en abril de 2022 aunó más del 90% del apoyo parlamentario, saldrá adelante gracias a la mayoría absoluta con la que cuenta el Ejecutivo de Urkullu

22 noviembre, 2023 05:00

La Ley Vasca de Educación nació como una medida refrescante, innovadora y que lograra acoger un amplio consenso entre los diferentes grupos políticos dentro del Parlamento vasco. Una norma que sirviera para sustituir a la Ley de la Escuela Pública Vasca de 1993 y que pudiera mantenerse viva en las próximas décadas. Y durante un considerable periodo de tiempo, desde abril de 2022 hasta ese mismo mes de 2023, ese consenso permaneció casi indemne. 

Sin embargo, año y medio después de la firma de aquel llamado Pacto Educativo, en la que participaron los socios del Ejecutivo vasco: PNV y PSE-EE, junto a EH-Bildu y Elkarrekin Podemos-IU, este acuerdo ha quedado definitivamente roto. O por lo menos, pende de un hilo y está cerca de desaparecer por completo a pocas semanas de que se apruebe definitivamente la que, para muchos, es la norma más importante de esta legislatura. 

El objetivo, desde que esta ley dio sus primeros pasos, era el de desarrollar una norma que contará con las aportaciones y el voto favorable de la mayoría de las fuerzas políticas y los parlamentarios vascos. Una meta ambiciosa que poco a poco se ha ido desmoronando y que comenzó a verse como imposible incluso antes de que el proyecto de ley se aprobara en el Consejo de Gobierno el pasado 25 de abril de este año. 

Podemos y la oposición constante

El primer grupo en abrir una brecha fue Elkarrekin Podemos-IU. La coalición progresista se desmarcó del resto de fuerzas que habían suscrito el pacto en 2022, alegando que en el proyecto de ley no se le daba a la escuela pública el papel protagonista que se había acordado previamente. Incluso, desde la formación morada acabaron enmendando la ley en su totalidad, en un intento fallido por devolver el proyecto de ley, para forzar a que así regularan todavía más los centros concertados y se acabara completamente con la segregación. Algo que, a juicio de Podemos, no ocurre con esta nueva ley. 

La portavoz de Elkarrekin Podemos, Miren Gorrotxategi realiza declaraciones a la entrada del Parlamento Vasco/ Adrián Ruiz Hierro - EFE

La portavoz de Elkarrekin Podemos, Miren Gorrotxategi realiza declaraciones a la entrada del Parlamento Vasco/ Adrián Ruiz Hierro - EFE

De hecho, como insistió este martes la portavoz de Elkarrekin Podemos-IU en la Cámara autonómica, Miren Gorrotxategi, la Ley de Educación "por su importancia, por ser una condición de futuro", y por ser "un asunto socialmente estratégico", necesita salir adelante con un amplio consenso político, y no solo con una mayoría suficiente, como finalmente va a ocurrir. "Si en esta legislatura había una materia que debía traducirse en un acuerdo de país, esta era la Educación. Y el Gobierno vasco ha fracasado", aseveró.

Para Gorrotxategi, lo que ha hecho el Gobierno vasco es "una huida hacia adelante" propiciada porque "apremian los plazos" y la legislatura ya comienza a vivir sus últimos días. Un error porque, según la parlamentaria progresista, esta "no es la forma de sustituir una norma que ha conseguido 30 años de vida y pretende una vigencia similar". 

Especialmente, porque todavía hay puntos de gran importancia dentro de esta ley, como son "la política lingüística y el marco plurilingüe con el euskera como eje"; "la sustanciación del significado de que la Escuela Pública es la protagonista del sistema; así como los requisitos, procedimientos de reconocimiento, mecanismos de verificación y plazos de cumplimiento para los centros concertados. 

La ruptura con Bildu

En el caso de EH-Bildu, su voto en contra de la Ley de Educación todavía no es seguro, pero cómo ha dejado entrever en sus recientes declaraciones, el parlamentario abertzale, Ikoitz Arrese, su rechazo a la norma ya es casi absoluto. 

El parlamentario de EH-Bildu, Ikoitz Arrese, durante el debate sobre las enmiendas a la totalidad de la Ley Vasca de Educación / Legebiltzarra

El parlamentario de EH-Bildu, Ikoitz Arrese, durante el debate sobre las enmiendas a la totalidad de la Ley Vasca de Educación / Legebiltzarra

Cuando Elkarrekin Podemos se desmarcó del pacto de abril -aunque desde la formación morada insisten en que es el Gobierno quien ha abandonado dicho acuerdo-, todavía quedaba la esperanza de sacar adelante este proyecto de ley con los votos a favor de PNV, PSE y EH-Bildu. Lo que suponía 52 de los 75 parlamentarios de la Cámara autonómica

Sin embargo, este consenso comenzó a romperse cuando jeltzales y socialistas presentaron numerosas enmiendas a su propia ley para blindar los modelos lingüísticos, en un texto que en su versión aprobada en el Consejo de Gobierno, no hacía mención de estos. Algo que provocó el descontento de los consejeros del PSE, y una breve crisis que se solucionó sin demasiado ruido. 

Es justamente esta inclusión de los modelos en el proyecto de ley lo que motiva el inminente no de la izquierda soberanista a la norma. Arrese ha repetido en numerosas ocasiones que mientras estos se mantengan, votarán en contra de la ley. Pero en el Ejecutivo y el departamento que dirige Jokin Bildarratz, saben que los plazos son cortos y priorizan sacar adelante esta norma con el "rodillo del Gobierno", en vez de seguir apostando por el consenso al que tanta importancia le dieron en el pasado.

Última oportunidad

Finalmente, el proyecto de ley se someterá a votación el próximo 21 de diciembre, justo el día antes del pleno dedicado a los Presupuestos Generales del País Vasco, en la que además, será una de las últimas sesiones de esta legislatura. Aunque el portavoz del Gobierno, Bingen Zupiría, recordó este martes que desde el Ejecutivo deben ceñirse a un calendario muy apretado para aprobar todas las medidas todavía pendientes en el primer trimestre del próximo año, la realidad es que, si las elecciones autonómicas vascas se celebran en marzo, ya no queda tiempo. 

Sí así fuera, hay que recordar que el mes de enero es inhábil en el Parlamento vasco, por lo que toda la actividad dentro de la cámara queda paralizada. Por tanto, en caso de que el lehendakari, Iñigo Urkullu, convocara las autonómicas para marzo, esto significaría el fin de esta legislatura. 

Aunque Urkullu todavía no se ha pronunciado sobre cuándo convocará elecciones, ni sobre si será candidato y esperará hasta que otras normas de gran importancia, como la de Transición Energética, se aprueben en la Cámara vasca.