El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, conversa con la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en el Congreso de los Diputados/ Zipi - EFE

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, conversa con la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en el Congreso de los Diputados/ Zipi - EFE

Política

Las elecciones vascas y los pactos con PNV y Bildu amenazan la geometría variable de Sánchez

Independientemente de cuál sea el resultado del 21-A los socialistas vascos tendrán en sus manos la llave para un nuevo lehendakari. Teniendo que elegir entre la coalición habitual con los jeltzales o un cambio de rumbo junto a la izquierda abertzale

16 marzo, 2024 05:00

Estos primeros cinco meses de legislatura no han sido un camino de rosas para el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. La polémica en torno a la Ley de Amnistía, finalmente, aprobada este jueves, y la dependencia innegable del Ejecutivo de Coalición respecto a los partidos independentistas y soberanistas del Congreso de los Diputados (PNV, EH Bildu, ERC, Junts y BNG), han convertido este mandato en un campo de minas que podría explotar en cualquier momento. 

Y aunque parece que habitualmente Madrid capitaliza todo el sentir general de la política, la realidad, y Sánchez es consciente de ello, es que el riesgo no se limita solo a lo ocurrido en la Capital del Estado. Algo que ha quedado completamente claro con la decisión del presidente de renunciar a los Presupuestos Generales del Estado de 2024, y prorrogar los del año anterior tras el adelanto de las elecciones catalanas anunciado este miércoles. 

Pero antes de las catalanas, que se ven ya como una nueva prueba de fuego para Sanchez, habrá que superar las autonómicas vascas del 21 de abril. Una cita electoral en la que que los socialistas, si todo sale como dicen las últimas encuestas, tendrán la llave de la gobernabilidad y, con ella, una decisión que podría condicionar seriamente el devenir de esta legislatura en el Congreso. 

Los sondeos más recientes muestran que la mayoría en el Parlamento vasco se decidirá en torno a uno o dos escaños. Bildu, por primera vez en su joven historia podría llegar a superar al PNV. No solo en el número de parlamentarios, sino también en el total de los votos. Lo que supondría un duro golpe para los jeltzales, y le daría a la coalición soberanista un argumento más que válido para tratar de conformar un Gobierno con el PSE-EE. Ya fuera en coalición -algo casi imposible-, o simplemente con el apoyo puntual de estos.

El portavoz del PNV Aitor Esteban y el diputado Mikel Legarda durante el pleno del Congreso de los Diputados / Zipi - EFE

El portavoz del PNV Aitor Esteban y el diputado Mikel Legarda durante el pleno del Congreso de los Diputados / Zipi - EFE

El candidato de los socialistas vascos, Eneko Andueza, ya ha dicho en varias ocasiones que no hará lehendakari al candidato de Bildu, Pello Otxandiano. Pero todavía no se ha visto ante esta tesitura, y aunque este mismo viernes el ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, se mostró a favor de la decisión "clara" del PSE-EE de "descartar por completo" los pactos de Gobierno con la formación abertzale, la realidad es que los despachos de Madrid tienen mucho poder.

Descontento, pase lo que pase

La cuestión aquí está en cómo puedan reaccionar jeltzales y soberanistas ante lo que haga el PSE tras las autonómicas. Si Otxandiano acaba erigiéndose como el nuevo candidato más votado -cosa que no parece tan descabellada- y pudiera pactar con los socialistas para ser investido lehendakari, los diputados de Bildu en el Congreso podrían tratar de condicionar su apoyo al resto de la legislatura a la dirección que tome Andueza. 

Pero esto supondría romper con los nacionalistas vascos, formación con la que no solo llevan gobernando Euskadi los últimos ocho años y con los que tienen una relación más que sólida a nivel autonómico; sino que el pacto de Gobierno entre PNV y PSE-EE se extiende por todo el territorio vasco. Tanto en las Diputaciones Forales como en los ayuntamientos. Poniendo especial énfasis en Gipuzkoa, con la jeltzale Eider Mendoza como diputada general; como en Vitoria, con la socialista, Maider Etxebarria como alcaldesa.

El diputado de EH Bildu Oskar Matute interviene en la sesión de control al Gobierno celebrada este miércoles en el Congreso. / Chema Moya - EFE

El diputado de EH Bildu Oskar Matute interviene en la sesión de control al Gobierno celebrada este miércoles en el Congreso. / Chema Moya - EFE

Además, en caso de que los socialistas vascos no se alinearan con los jeltzales para hacer lehendakari a Imanol Pradales, los cinco representantes del PNV en Madrid podrían reaccionar de un modo que no agradaría demasiado a Sánchez y el resto de su Ejecutivo. No necesariamente retirando su apoyo a la legislatura, sino haciendo una oposición mucho más ardua de la que actualmente están haciendo.

Con posturas todavía más fijas que, en el futuro, les permitieran sacar más tajada a la hora de realizar pactos y así convertirse de nuevo en una fuerza con la que negociar nuevos beneficioso para Euskadi. Una posición que en los últimos años ha tomado EH Bildu fruto de una estrategia en la que a un lado de la frontera se muestra con una faceta -más de izquierdas y menos abertzale-, y al otro lado, en Euskadi, mantiene asa actitud propia de la izquierda progresista para mantenerle el pulso al PNV.