Hombre celta

Hombre celta Freepik

Sociedad

Si tienes alguno de estos apellidos muy comunes en Euskadi, desciendes de los celtas misteriosos

Los más frecuentes en España son García, Rodríguez y González, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).

10 septiembre, 2023 18:50

Noticias relacionadas

La Real Academia Española (RAE) ofrece una definición del término "apellido" como el "nombre de familia que se utiliza para distinguir a las personas" o incluso como un "sobrenombre o mote". Los apellidos, tal como los conocemos en la actualidad, tienen sus raíces en la Edad Media, cuando las clases sociales más elevadas comenzaron a adoptarlos como una forma de identificar a los individuos según su procedencia geográfica o su linaje familiar.

En sus primeras manifestaciones, los apellidos se limitaban a indicar el lugar de origen de una persona, su ocupación o alguna característica física distintiva que permitiera diferenciarla de los demás. Otra práctica común era utilizar el nombre del padre como parte del apellido. Fue precisamente a partir de esta costumbre que surgieron los apellidos que terminan en "ez".

Los más frecuentes en España son García, Rodríguez y González, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Pero también existen decenas de apellidos de origen celta y que se siguen utilizando hoy día en Euskadi y en toda España.

Apellidos de origen celta 

En Euskadi existen algunas personas con estos apellidos que los investigadores han asociado con un origen celta:

  • Cossío: podría derivar del celta "cass", que significa "castaño"
  • Corral: ligado al término celta "curral", que significa "corral"
  • Castañeda: parecido a "cossío", ligado a la palabra celta "cass", que significa "castaño"
  • Astillero: muy ligado al término celta "astilo", que significa "arma".
  • Haya: podría estar relacionado con el término celta "cahaya", que significa "claro" o "luminoso".
  • Aldama: podría venir del celta "alt" o "ald", que significa "alto".
  • Miera: es muy posible que derive de "mera", que significa "río".
  • Sáez: Algunos investigadores sugieren una posible relación con el término celta "saxa", que significa "roca".
  • Zaballa: podría derivar del celta "sabal", que significa "brote" o "retoño".
  • Villaverde: podría derivar del celta "vill" (asentamiento) y "verde" (color).
  • Solórzano: podría derivar de "solo orzano". Orzano podría estar ligado a la palabra celta "urz", que significa "espina" o "zarza".
  • Arce: podría derivar del término celta "arganto", que significa "plata".
  • Ruiz: podría tener relación con el término celta "Roi" o "Roy", que significa "rojo".
  • Cabezón: podría derivar del término celta "caputio", que significa "cabeza" o "jefe".

Origen de los apellidos

Una persona puede subsistir sin un nombre propio. Sin embargo, un individuo carente de apellido, por otro lado, no tiene pertenencia, carece de pasado que evocar o futuro que aguardar. No se origina en ninguna localidad en particular y se desvanece para ser simplemente un conjunto de sílabas flotando en el tejido urbano. En países como el nuestro, los apellidos funcionan como sólidos puntos de apoyo para construir sueños, y esos anhelos siempre deben estar a la altura del prestigio de nuestra estirpe.

Aunque en España, la práctica de registrar apellidos comenzó en el siglo IX, estos no se transmitían de padres a hijos de forma constante como se hace en la actualidad. En cambio, variaban de persona en persona dependiendo de la ascendencia, profesión o lugar de origen. No fue hasta el siglo XVIII que los apellidos empezaron a solidificarse, volviéndose invariables hasta el inicio del siglo XIX, cuando se estableció la Ley del Registro Civil y la posesión de un apellido se convirtió en sinónimo de existencia.

Los primeros apellidos de los que se tiene registro en España provienen de los patronímicos, derivados del nombre del padre. Esto significa que si un hombre se llamaba Hernán, su hijo adoptaría el apellido Hernández. Sin embargo, si el hijo se llamaba Gonzalo, el nieto del primer hombre llevaría el apellido González. Este enfoque se puede rastrear en documentos firmados desde el siglo IX, cuando la alta nobleza comenzó a usar patronímicos, hasta el siglo XI, cuando todas las personas empezaron a emplearlos. Es común que los apellidos más antiguos de España, incluso si no están relacionados con la nobleza, tengan su origen en estas prácticas iniciales.

También te puede interesar...