Entrada de una planta de Sidenor, de José Antonio Jainaga / X

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Los interrogantes de la gran aventura de Jainaga

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La intención declarada de José Antonio Jainaga de hacerse con el control de Talgo devuelve protagonismo a la industria vasca tras años de sinsabores. Hay pocas dudas de que la operación, de cuajar, sería un impulso para el proyecto del histórico fabricante de trenes y allanaría el futuro de los 700 trabajadores de Rivabellosa.

Y aun así, y contando con los éxitos políticos en Madrid y Vitoria que supondría la confirmación de la carta de Jainaga, el interés del industrial bilbaíno deja tras de sí una estela de incógnitas.

Algunas tienen que ver con la concreción misma de la operación, como en qué medida va a haber soporte público, y otras con el propio rendimiento que puede ofrecer Talgo, necesitada de importantes inversiones para poder asumir los pedidos en cartera.

Un tren de Talgo

Un tren de Talgo

Posibles sinergias

El músculo económico de Jainaga está fuera de duda, pero fuentes del sector siderúrgico se cuestionan qué beneficio puede traer para Sidenor el nexo con una empresa como Talgo. Es cierto que acero y ferrocarril presentan sinergias, pero el mercado ferroviario no figuraba hasta ahora entre las prioridades de la compañía con sede en Basauri, enfocada en automoción y con expectativas de crecer en renovables.

Precisamente el 'pinchazo' del mercado en la primera mitad de este año dejaba en 'stand by' la inversión anunciada por Sidenor de en torno a 100 millones de euros destinada a un nuevo tren de laminación para atacar en mejor posición mercados como el eólico.

La caída del mercado ha llevado de hecho a las plantas de Reinosa, en Cantabria, y Azkoitia al ERTE, una medida que se prolongará al menos hasta fin de año, cuando se valorará la posibilidad de normalizar la situación en función de cómo esté el mercado.

La planta de Sidenor Azkoitia sigue sin acordar el convenio

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La presión de Trilantic

Trabajo es lo que no le falta a Talgo. Tiene una cartera de pedidos multimillonaria además de contar con posibilidades en nuevos concursos y el riesgo es no poder afrontarla toda. Ahí es cierto que Sidenor puede tener una puerta abierta, aunque ahora mismo la compañía no está preparada para sacar máximo rendimiento a la fabricación de trenes, en los que por ahora está limitada a los rodamientos.

Otra gran incógnita es el precio al que se hará la operación. Como es normal por la envergadura de ambas empresas, la ofensiva de Jainaga copa titulares estos días y la acción del fabricante ferroviario mira hacia arriba. El fondo Trilantic, principal accionista, cuenta a su favor con la cifra que puso Magyar Vagon en la mesa, 5 euros por título y un valor de más de 600 millones.

Aunque hace tiempo que Talgo es cuestión de estado, más aun tras la implicación del PNV y el Ejecutivo de Imanol Pradales, al fondo heredero de las inversiones de Lehman Brothers la condición de duro negociador se le presupone. Claro que a Jainaga, bilbaíno y del Athletic, experiencia en la compra de empresas tampoco le falta.