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Los peligros del bronceado: el ‘moreno’, una reacción defensiva; no una señal de salud
La gran mayoría de los cánceres de piel son causados por una exposición acumulada frente a la luz ultravioleta, que acelera el envejecimiento y la aparición de manchas
5 agosto, 2024 00:00Noticias relacionadas
La protección de la piel contra el sol no es sólo una precaución que hay que extremar en verano. Es, ante todo, una necesidad para mantener una salud cutánea óptima. La exposición solar prolongada conlleva muchos riesgos. Estos van desde el fotoenvejecimiento y la aparición de manchas solares hasta el desarrollo de arrugas y, en casos más graves, el cáncer de piel.
“La pigmentación morena es una respuesta de la piel para protegerse del daño solar y no es saludable ni deseable”, subraya la dermatóloga de Policlínica Gipuzkoa, Ángela Estenaga.
Con la llegada del verano, es fundamental entender que no todos los tipos de piel pueden broncearse sin consecuencias negativas. “Las personas con fototipos 3 y 4, que tienen ojos y cabello oscuros, pueden broncearse con menos riesgos. En cambio, aquellos con fototipos 1 y 2, de piel más clara, son más propensos a sufrir quemaduras solares antes de lograr cualquier bronceado”, señala la doctora.
Estrategias eficaces
Son recomendables el uso de dispositivos físicos de protección como camisetas, sombreros y gafas de sol, además del uso de cremas solares. Al seleccionar una crema solar, es esencial identificar el Factor de Protección Solar (FPS). “Para el cuerpo, se debe optar por un FPS de al menos 30, mientras que para el rostro es recomendable un FPS de 50 o superior”, aconseja la doctora Estenaga.
Además, es importante que las cremas solares sean de amplio espectro y contengan un símbolo de UVA dentro de un círculo, lo que indica una protección adecuada contra los rayos UVA.
La edad, los tipos de piel y la fecha de caducidad
El tipo de fotoprotector adecuado varía según la edad. En bebés de seis meses a dos o tres años, se recomiendan filtros minerales, que son más seguros para la piel sensible. Para adolescentes y adultos con piel grasa, las cremas de texturas ligeras son ideales. Las personas mayores o calvas deben optar por fotoprotectores con inhibidores de fotoliasa, que no solo protegen del sol sino que también ayudan a reparar el daño solar ya existente.
La necesidad de respetar las fechas de caducidad de los productos solares viene marcada por el hecho comprobado de que van perdiendo efectividad desde que se abren los envases. “Después de un año desde la apertura, la crema pierde sus propiedades protectoras”, advierte la dermatóloga, quien recuerda que “es necesario desechar los productos vencidos y adquirir nuevos cada temporada”.
Los fotoprotectores. ¿Son todos recomendables?
En el mercado existen diversos formatos de fotoprotectores como geles, cremas, emulsiones, espráis y sticks, adaptándose a las necesidades y preferencias individuales. Sin embargo, la dermatóloga señala que las brumas y los espráis, aunque populares, suelen ofrecer una menor protección debido a la cantidad insuficiente que se aplica.
Existen también pastillas fotoprotectoras que actúan como complemento, no como sustituto de la crema solar. Estas pastillas contienen antioxidantes que ayudan a las células a reparar el daño solar y combatir los radicales libres. “Es importante que el médico informe sobre estos riesgos para tomar las precauciones adecuadas”, concluye. la especialista para advertir sobre ciertos medicamentos que pueden ser fotosensibilizantes, incrementando el riesgo de quemaduras con menor exposición al sol.