El Gobierno vasco lanza la Ley de Educación con la duda de si se aprobará en esta legislatura
PNV y PSE pactan una norma que pretende convertirse en el buque insignia de su Ejecutivo, pero que, con el 28-M y las elecciones generales asomando, y a un año de las autonómicas, podría incluso no salir adelante
25 abril, 2023 05:00Noticias relacionadas
Parece que el Ejecutivo vasco, tras meses de retrasos y varias prórrogas, finalmente, aprobará este martes en el Consejo de Gobierno la nueva Ley Vasca de Educación. Una norma que hado mucho de que hablar desde que en abril del pasado año los partidos del Gobierno -PNV y PSE-EE- firmaran junto a EH-Bildu y Elkarrekin Podemos-IU un pacto educativo cuya intención era al conglomerar a todas las formaciones políticas posibles bajo un mismo paraguas.
Sin embargo, esta intención del equipo del lehendakari Iñigo Urkullu y del consejero de Educación Jokin Bildarratz por "no tirar del rodillo del Gobierno" dentro de la Cámara vasca, una expresión que se ha escuchado más de una vez dentro del Parlamento, en referencia "al espíritu" de esta ley por integrar propuestas del resto de grupos políticos a expeción del Partido Popular y de Vox. Una decisión en su momento desde el PNV asociaban a la incompatibilidad de estos dos partidos con sus socios preferentes para esta iniciativa.
Sin embargo, ahora el principal problema al que se enfrentan Bildarratz y el resto de su departamento reside en los plazos para aprobar la nueva ley en el Parlamento vasco. A un año para terminar la legislatura, no son pocas las voces que muestran su preocupación por la posibilidad de que la norma no pueda aprobarse a tiempo; no tanto por las enmiendas que seguro plantearan PP y Vox, y previsiblemente también Bildu y Podemos, sino por el largo periodo electoral que se acerca, con el consecuente parón que esto implica.
Por un lado están los comicios forales y municipales del próximo 28 de mayo, para los que apenas falta un mes, que paralizarán la actividad parlamentaria durante un breve periodo de tiempo, haciendo que los plazos ya se retrasen más todavía; pero luego hay que contar con las generales de final de este 2023 y con las autonómicas del próximo año, para las que tanto jeltzales como socialistas evidentemente querrán tener esta ley aprobada para mostrarla no solo como su buque insignia, sino como una fuerte arma electoral.
Segregación, euskera y tensión entre Bildu y Podemos
Una de las principales razones, si no la mayor, para que el proyecto de ley de esta nueva norma fue esta intención de contar desde un primer momento con Bildu y Elkarrekin Podemos, sin embargo, tras un primer acercamiento del Ejecutivo hacia ambas formaciones políticas, lo que parecía un camino cómodo y en el que todos iban en la misma dirección, comenzó a truncarse. Por un lado a raíz de los sucesivos retrasos y prórrogas en la redacción de la norma; y por el otro, a causa de las cada vez más intensas disputas en cuestiones como el euskera o la educación.
En concreto, la coalición morada mostró en reiteradas ocasiones su disconformidad ante cuestiones relativas a las decisiones sobre la educación concertada, con las que en su opinión se quitaban recursos para los centros públicos. Unas quejas que se trasladaban sobre todo a la educación segregada por sexos, y que finalmente parecen ser respondidas puesto que en un tercer borrador de la norma, esta se compromete a eliminarla por completo mediante un "Pacto contra la Segregación Escolar".
Tales fueron en su momento las tensiones sobre este tema, que en su momento la portavoz de la formación "progresista" en el Parlamento vasco, Miren Gorrotxategi, llego a amenazar con retirar su apoyo al pacto, si PNV y PSE seguían "dejando a un lado" a la educación pública.
Por otra parte, el euskera es otro de los puntos fundamentales de la nueva ley, y uno de los que más debate político ha provocado, y que en este caso se soluciona al sustituir el modelo actual: A en castellano, D en euskera y B mixto por un concepto con el euskera "como eje", pero en un marco “plurilingüe”, planteado en función de la "realidad" territorial de cada centro, y que "asegure" el dominio del euskera y el castellano, además de un "conocimiento óptimo" de por lo menos una lengua extranjera".