La paradoja del sistema electoral vasco: por qué el voto de un alavés vale más que el de un vizcaíno
Es el único sistema autonómico que no tiene en cuenta la población para repartir proporcionalmente los escaños
6 abril, 2024 05:00Noticias relacionadas
El 21 de abril tendrá lugar la gran cita electoral en Euskadi. El vasco, es el único sistema electoral autonómico que no tiene en cuenta la población para repartir proporcionalmente los escaños. Es decir, independientemente del número de ciudadanos de cada provincia, Álava, Bizkaia y Gipuzkoa se reparten el mismo número de escaños —25 cada una— hasta sumar un total de 75 parlamentarios. Un sistema recogido en el propio Estatuto de Autonomía y aceptado por la mayoría.
Según el estudio de Silván & Miracle, Álava, que concentra el 15% de la población del País Vasco, está 18 puntos sobrerrepresentada, mientras que Bizkaia —con más de la mitad de la población— está 19 puntos infrarrepresentada. Así, para que el sistema fuese proporcional, Álava debería repartir 11 escaños, Bizkaia 39 y, en el caso de Gipuzkoa, al agrupar el 33% de la población y representar el 33% de los escaños, no genera desproporcionalidad.
El voto de un alavés vale más que el de un vizcaíno
Para las elecciones vascas de este año, el censo electoral asciende a más de 1.790.000 electores: Bizkaia (945.878), Gipuzkoa (587.711) y Álava (261.623). Al no ser un sistema proporcional, los votos en las tres provincias no valen lo mismo y, por lo tanto, en Bizkaia se necesitan muchos más votantes que en Álava para conseguir un solo parlamentario. De esta forma, en Bizkaia se necesitan 37.835 votantes para obtener un parlamentario, en Gipuzkoa 23.508 votantes y en Álava 10.464. Esto hace que, por ejemplo, el voto de un alavés valga 3,6 veces más que el de un vizcaíno.
A pesar de esta paradoja, este sistema es asumido por la mayoría y apenas se ha debatido sobre ello. Solamente en 2010 el entonces parlamentario de UPyD, Gorka Maneiro, presentó una proposición no de ley en la que planteaba que Euskadi fuese una circunscripción única para que los votos de toda la ciudadanía valiesen lo mismo. Sin embargo, la propuesta fue rechazada por todos los grupos políticos a excepción de Ezker Batua (EB) que se abstuvo.
¿A quién beneficia?
Según los expertos, el sistema no beneficia siempre a los mismos partidos, sino que cambia dependiendo de las elecciones. Por ejemplo, el PP fue el partido que más se benefició entre 2001 y 2009, año el que llegó a obtener hasta un 3,4% más de representantes que de votos porque este partido concentró votos en Álava, la provincia donde menos votos se necesitan para obtener un escaño. En el caso de Elkarrekin Podemos, en las elecciones de 2016 y 2020, obtuvo el mismo número de representantes que porcentaje de voto porque, a diferencia del PP, su voto se distribuye de forma más homogénea en los tres territorios.
En las últimas elecciones autonómicas, las de 2020, el PNV fue el partido más favorecido por el sistema, mientras que en años anteriores lo fueron Bildu o el PSE. En 2009, el PSE aglutinó voto en la provincia de Álava y eso supuso que obtuviera más de escaños que de votos. Por lo tanto, según el estudio, la desproporcionalidad del sistema ha favorecido a aquellos partidos que han concentrado voto en una de las circunscripciones en alguna elección determinada. Por el contrario, entre 2001 y 2012, los partidos pequeños han sido los perjudicados. A partir de 2016, al reducirse el número de partidos políticos, se ha ido generando menos desproporcionalidad.
Los sondeos auguran que estas próximas elecciones serán las más ajustadas entre el PNV y Bildu. Según los datos recabados por Electomanía para este diario, los jeltzales y la coalición abertzale empatarían a 28 escaños y quedarían separados en votos por un margen de dos décimas. Otras encuestas, incluso, pronostican una victoria de los jeltzales en escaños, pero no en votos. La explicación reside en el peso electoral del PNV en Bizkaia, feudo de los nacionalistas vascos.