El arraigo se cuela entre las promesas electorales ante la imparable fuga de empresas
Osakidetza y el acceso a la vivienda han sido los temas centrales de la campaña y, en el apartado más económico, sobresalen las propuestas para recuperar músculo financiero en Euskadi
20 abril, 2024 05:00Noticias relacionadas
Finaliza una campaña extraña. El entusiasmo por el Athletic ha tenido paralizada Bizkaia casi todo el periodo de dos semanas previo a acudir a las urnas, una cita que para la mitad de la población de Euskadi llega sin verla venir, casi de repente. Tampoco ha ayudado a que los vascos sintonicen con el 21-A el nivel del debate político, con poca profundidad en general en las materias que más preocupan a los votantes.
Y ahí habría que destacar sobre todo una, la situación de Osakidetza, que junto a las dificultades para acceder a la vivienda podrían considerarse los grandes asuntos que han vertebrado la campaña. No es una sorpresa que los partidos hayan tenido que marcar posiciones en relación al sistema público de salud, el gran punto negro en la gestión del Gobierno de Iñigo Urkullu, mientras que la carestía de los pisos es un viejo problema de Euskadi que urge resolver ante el grave problema demográfico y de mano de obra que se avecina. Sin facilitar el acceso a la vivienda es imposible retener a los jóvenes.
La economía avanzó posiciones en el ranking de principales preocupaciones de las familias a partir de la crisis de 2008. No es sencillo tal y como está articulada hoy en día la disputa política, que demanda mensajes breves e impactantes para la televisión y las redes sociales, entrar a un debate profuso sobre medidas económicas. Por otro lado, el mercado de trabajo, que sí condicionó otras campañas, ha dado un giro brusco marcado por un descenso continuado de la tasa de paro que diluye las posibilidades de los partidos que han estado en la oposición de sacar chispas a este asunto en sus críticas a la dupla PNV-PSE.
No es que no haya margen de mejora, el número de parados inscritos en Lanbide sigue siendo abultado y la estabilidad de los nuevos contratos muy limitada, pero las grandes cifras (6,3% de paro a cierre de 2023) son las que son. En ese contexto el debate económico se ha centrado mucho en la pérdida de industrias más tradicionales y, en especial, en la fuga de compañías líderes en sus sectores que, principalmente por falta de potencial inversor en Euskadi, han llevado sus centros de decisión al exterior.
Respaldo financiero
No puede decirse que sorprenda la irrupción del problema del arraigo empresarial en campaña, pero sí es un elemento diferenciador en relación a otros procesos electorales. Sobre todo porque ahora para salvaguardar el peso del tejido empresarial, un objetivo de cualquier gobierno, se ve como una necesidad articular mecanismos de financiación que respalden la estrategia industrial.
La lista de empresas tractoras que han trasladado su propiedad fuera de Euskadi es larga y algunas presentan serias dudas de viabilidad de la mano del nuevo socio extranjero como ocurre con Gamesa. Otras como Ibermática o ITP Aero se manejan en ese difícil equilibrio entre encajar en los planes del nuevo propietario y conservar la conexión con la tierra de origen. La sangría ha sido detectada por la oposición incluso el candidato jeltzale Imanol Pradales, gran favorito para Lehendakaritza, ha apoyado su discurso económico en un nuevo fondo de inversión soberano para canalizar el potencial de Euskadi y evitar nuevas fugas.
Los recursos
En ese sentido esa idea de crear un fondo país la comparten formaciones como EH Bildu o Elkarrekin Podemos, aunque su concreción será una tarea complicada, sobre todo a la hora de reclutar recursos. Ahí aparecen propuestas como aprovechar parte de los ahorros de los fondos de pensiones privados, las EPSV, reforzar Finkatuz (en este caso vía dinero público), cuyo protagonismo al cierre de esta legislatura ha sido menor del esperado, o forzar movimientos por parte de Kutxabank para recuperar inversiones en empresas.
En ese sentido el propio PSE considera que la banca vasca, no solo Kutxabank, debe jugar un papel más protagonista en mejorar el arraigo mientras el PP apunta a la cuestión tributaria, a lograr una fiscalidad más atractiva para las empresas y no tanto a tirar del motor público, como clave para que Euskadi recupere relevancia económica.