El pueblito de Euskadi ideal para desconectar y que conquista a Anne Igartiburu: “Mis montes, mi tierra a la que me siento tan unida”

Euskadi, con su geografía de verdes intensos, costas escarpadas y montañas que cortan el aliento, es un auténtico refugio para el alma. Su riqueza natural se entrelaza con una cultura ancestral, tradiciones vivas y una gastronomía que ha conquistado paladares en todo el mundo.

Es tierra de contrastes y carácter, donde lo moderno convive con lo rural, donde cada rincón cuenta una historia. Ya sea entre las olas de Zarautz o los caseríos de Álava, Euskadi invita a perderse y, sobre todo, a reconectar. No es de extrañar que muchos, incluso los que han hecho vida lejos, vuelvan una y otra vez a sus orígenes para encontrar paz. Ese es el caso de la conocida presentadora Anne Igartiburu.

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Elorrio, en el corazón de Bizkaia, es el lugar donde nació Anne Igartiburu, y al que regresa siempre que su agenda se lo permite. Para ella, este pequeño pueblo no es solo un punto en el mapa, sino un verdadero refugio emocional. “Mis montes, mi pueblo, mi tierra a la que me siento tan unida”, ha declarado a través de sus redes sociales.

Rodeada de naturaleza y marcada por la autenticidad vasca, Elorrio representa para Anne mucho más que un lugar de descanso: es su raíz, su identidad, su equilibrio.

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Una joya que combina arte, historia y naturaleza

Elorrio, declarado conjunto monumental, es uno de los pueblos más bellos y mejor conservados del País Vasco. Pasear por sus calles empedradas es como hacer un viaje al pasado.

Su casco histórico, salpicado de palacetes de piedra, casas solariegas y escudos heráldicos, es una muestra viva del esplendor que vivió la villa durante los siglos XV al XVIII. Uno de los símbolos más destacados es la Basílica de la Purísima Concepción, de estilo gótico-renacentista, que domina la plaza principal con elegancia serena.

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Desde sus inmediaciones se pueden hacer múltiples rutas de senderismo que recorren los montes cercanos, como el ascenso al monte Udalaitz, perfecto para quienes buscan vistas panorámicas y contacto con la naturaleza. Muy cerca se encuentra también el barrio de San Agustín de Etxebarria, donde se conservan antiguos mausoleos, algo muy poco común en el País Vasco.

Elorrio / Flickr

La oferta gastronómica es otro de los grandes atractivos del pueblo. Como es habitual en Euskadi, aquí se come de maravilla. Desde tabernas tradicionales hasta restaurantes donde se reinterpretan los sabores vascos con toques de autor. No faltan los pintxos, los platos elaborados con productos de caserío, y los postres típicos como la intxaursalsa (crema de nueces) o el goxua. Todo, por supuesto, regado con txakoli de la zona o un buen vino de Rioja Alavesa.

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Según recoge Turismo Euskadi, Elorrio es una joya que combina arte, historia y naturaleza, ideal para quienes desean desconectar del ritmo frenético de la vida urbana. Sus fiestas tradicionales, como las celebraciones patronales en honor a San Agustín o la feria de ganado, permiten al visitante empaparse del espíritu local, mientras que su tranquilidad cotidiana lo convierte en un rincón perfecto para el descanso.