El dulce típico de Bilbao que no se come en el resto de Euskadi y que está conquistando Barcelona
Un símbolo de la repostería bilbaína y ha conquistado a todo aquel que lo prueba, convirtiéndose en un imprescindible de las pastelerías locales
25 septiembre, 2024 17:00Euskadi es mundialmente conocida por su rica y variada gastronomía. Cada rincón del País Vasco ofrece platos emblemáticos que reflejan la historia, cultura y la dedicación a los ingredientes de calidad. Desde los pintxos que adornan las barras de los bares hasta los platos más sofisticados de sus restaurantes con estrellas Michelin, Euskadi destaca como una de las capitales culinarias del mundo. Los vascos tienen un profundo respeto por la tradición y, a la vez, una capacidad innata para innovar y adaptar su cocina a los tiempos modernos, manteniendo siempre la esencia de sus raíces.
Bilbao, como capital de Bizkaia, es un referente gastronómico dentro de Euskadi. La ciudad ha sabido ganarse un lugar destacado con platos que han marcado su historia, como el bacalao al pil pil, los caracoles a la vizcaína o el marmitako. Sin embargo, no solo sus platos salados la hacen famosa; Bilbao también cuenta con postres y dulces tradicionales que han sido disfrutados por generaciones, cada uno con su propia historia y legado. Entre ellos, uno de los más emblemáticos y queridos por los bilbaínos destaca de forma especial.
El dulce más querido de Bilbao
Dentro de la amplia oferta de platos típicos de Bilbao, hay un dulce que se ha ganado un lugar especial en el corazón de los locales y de los turistas que visitan la ciudad: el bollo de mantequilla. Este panecillo es un símbolo de la repostería bilbaína y ha conquistado a todo aquel que lo prueba, convirtiéndose en un imprescindible de las pastelerías locales. Aunque Bilbao tiene una larga lista de delicias gastronómicas, este dulce en particular ha sabido destacar y perdurar en el tiempo.
El famoso bollo de mantequilla tiene una interesante historia que se remonta a finales del siglo XIX. Fueron dos primos suizos, Bernardo Pedro Franconi y Francesco Matossi, originarios de la comuna suiza de Poschiavo, quienes introdujeron este delicioso manjar en Bilbao. Abrieron una pastelería en la calle Correo, en pleno Casco Viejo de la ciudad, donde comenzaron a elaborar los famosos bollos suizos, una especie de panecillo relleno de una crema de mantequilla batida con azúcar. Con el tiempo, esta delicia se adaptó al gusto bilbaíno, y el bollo de mantequilla se convirtió en un símbolo de la repostería local, tal como se menciona en el artículo “Los mejores bollos de mantequilla de Bilbao” de La Vanguardia.
Expansión más allá de Bilbao
Durante muchos años, el bollo de mantequilla fue un dulce exclusivo de Bilbao y algunas localidades cercanas de Bizkaia. Su distribución se limitaba a ciertas pastelerías locales, lo que lo hacía aún más especial para los habitantes de la zona. Sin embargo, con el tiempo, este dulce ha comenzado a aparecer en otras ciudades vascas como San Sebastián y Vitoria, aunque sigue siendo más popular y representativo en Bilbao. Su expansión ha permitido que más personas disfruten de su inigualable sabor, pero sigue siendo un símbolo indiscutible de la capital vizcaína.
A pesar de su localización histórica, el bollo de mantequilla ha logrado cruzar fronteras y conquistar nuevos territorios. Según National Geographic, este dulce tardó 210 años en llegar a Barcelona, donde ha sido adaptado y ha logrado seducir los paladares más exigentes. El artífice de su llegada a la Ciudad Condal ha sido Jon Cake, quien, en honor a su Bilbao natal, ha querido rendir tributo a este tradicional bollo. El resultado es una versión evolucionada que ha cautivado a los barceloneses, convirtiéndose en un verdadero fichaje estrella en la pastelería de la ciudad.
Dónde encontrar los mejores bollos de mantequilla de Euskadi
Los mejores bollos de mantequilla lo puedes encontrar en una de las pastelerías más antiguas de Bilbao, Martina de Zuricalday, un establecimiento artesanal y familiar que ha pasado de generación en generación, siendo ahora regentada por la sexta generación. Este negocio, que inició su trayectoria en1830 como una modesta confitería y chocolatería,ha crecido a lo largo de los años hasta establecerse con éxito con la apertura de cuatro establecimientos, gracias al esfuerzo de una familia unida.
Según afirman en Martina de Zuricalday, el bollo de mantequilla es “es más de Bilbao que el Athletic”. Su singularidad radica en la receta de mantequilla que ha perdurado a lo largo del tiempo, haciéndolos exclusivos de la ciudad. Aunque se han intentado replicar en otras provincias vascas y ciudades de España, ninguna copia iguala la calidad de los que se encuentran en esta pastelería. Estos pasteles han trascendido fronteras, manteniendo su esencia como "de Bilbao de toda la vida", según proclaman con orgullo en su emblema.
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