Acera de Tubos Reunidos en Amurrio / ELA

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Empresas

La industria aprieta más el freno energético y ahonda en la ralentización económica

Las demandas de electricidad y gas se ralentizan todavía más y empiezan a afectar hasta a las plantas de cogeneración

29 diciembre, 2022 05:00

Con unos síntomas de ralentización económica -que no recesión, que ya es cada vez una palabra más descartada en los foros empresariales- cada vez más difíciles de negar y una recesión técnica a nivel industrial a la vista para 2023, la industria empieza ya a reducir una marcha. Los ERTE en Bridgestone y Arcelor y los recortes de producción en Michelin y Mercedes solo son los botones de muestra de cómo, pese a la moderación y a los programas de ayudas desplegados por el Gobierno, los precios energéticos siguen lastrando a una industria que cada vez pisa el freno con más fuerza para evitar trabajar a pérdidas una vez comidos los márgenes empresariales.

El cóctel cada vez se hace más difícil de digerir, las industrias cada vez tienen más incertidumbre y ahora lo vienen a ratificar los datos de consumo energético. Unas cifras que dibujan un panorama de menos actividad industrial incluso que en 2021, cuando la pandemia y las restricciones del LABI -especialmente en estas fechas de implosión de omicron- todavía eran una losa para la economía vasca. Así lo reflejan las cifras del Observatorio de Coyuntura Energética de Euskadi. Un instrumento del Ente Vasco de la Energía (EVE) con el que se cuantifica cómo está evolucionando el consumo de energíaen la comunidad autónoma y que recientemente ha publicado sus datos de noviembre.

Las cifras del ente público recogen un consumo que en el conjunto de Euskadi -donde entran particulares, instituciones y sector servicios, entre otros- recogen retrocesos del consumo en el caso de gas natural -donde aunque ha ayudado la climatología se ha desplomado un 29,5% en noviembre- y en el de la electricidad -donde el consumo ha caído un 3,4% en el acumulado anual y un 7% en el mes pasado-, pero que detallan, cuando se mira sector a sector, un importante frenazo en la gran industria. De auerdo con las cifras del EVE, el consumo eléctrico de las siderúrgicas vascas se ha desplomado un 18,2% durante este último mes en comparación con noviembre de 2021 y en el acumulado anual lleva una caída del 12,3% con respecto al año pasado.

Pero si la coyuntura ya es de ralentización en las electrointensivas, el caso de las gasintensivas es de frenazo fuerte. En el conjunto del año se lleva una caída del 15%, pero en noviembre la demanda de gas en la industria ha sido un tercio inferior a la de 2021. Dicho de otra forma: la industria vasca ha renunciado a uno de cada tres GWh que consumía por estas alturas de 2021.

Una planta de cogeneración / Wikimedia Commons

Una planta de cogeneración / Wikimedia Commons

Las centrales térmicas, al doble de producción que en 2021 aunque también empiezan a frenar

En el lado contrario de la balanza están las centrales térmicas. Unas infraestructuras a las que la extensión de la excepción ibérica les ha hecho coger mucha velocidad después de un primer semestre prácticamente paralizadas. Aunque en noviembre se ha ralentizado la demanda de estas infraestructuras -algo también sintomático si se mira a la industria- en el acumulado del año se duplica con holgura el consumo del año pasado, que ha aumentado un 118% en los once meses ya consumidos del 2022.

La extensión de la excepción ibérica fue uno de los grandes logros de las gasintensivas durante el verano. Una medida que permitió a Euskadi 'resucitar' 364 MW de potencia en empresas como Michelin, Petronor o Papelera del Oria con plantas de cogeneración. Hasta entonces, el recurso a esta tecnología que se había desplomado un 67% desde que la excepción ibérica había entrado en vigor por su falta de competitividad.

Junto al aumento de las centrales térmicas, la moderación de los precios de los carburantes en las últimas semanas ha dado de nuevo alas al consumo, que marcha un 1,5% por encima de la demanda del año pasado. Pese a ello, no hay que olvidar que las restricciones a la movilidad también condicionaron el consumo de combustible en 2021.