Nervacero apunta a otro año en ERTE por las dudas del mercado y el aumento de la competencia
La acería de Portugalete ha realizado las primeras inversiones tras la firma del convenio para reducir emisiones y aumentar el ahorro energético
8 febrero, 2023 05:00Nervacero, la acería vizcaína del grupo Celsa, abre un ejercicio 2023 que se espera muy similar al anterior. El mercado sigue sin dar muestras claras de recuperación y además crece la competencia en el entorno en productos como las barras y rollos de acero. La intención es prorrogar el ERTE que terminará a finales de marzo y que, eso sí, se está usando de manera muy puntual apenas dos o tres jornadas cada mes.
Se mantiene en este arranque de año la dinámica que se inició en otoño, cuando el grupo catalán comenzó a aplicar puntualmente el ERTE negociado previamente con la parte social por la bajada del mercado. Han sido unos meses muy movidos, tanto en clave interna, con la consecución de un nuevo convenio hasta 2026, como en todo lo que rodea a la propiedad, con los fondos de inversión acreedores de la deuda empujando para mejorar posiciones.
El hecho es que Nervacero ha hecho sus deberes con un acuerdo que asegura la paz social y engrasa las inversiones pendientes en un momento clave por la transición que se impone de la mano de la descarbonización que enfilan todos los sectores. Ya ha llegado de hecho un primer paso en esa línea, en torno a 3 millones de euros, con la transformación en el horno de fusión que permitirá una reducción de emisiones del 10%. La remodelación, eso sí, reduce la capacidad global de la acería aprovechando precisamente que la demanda no atraviesa su mejor momento aunque la optimización del proceso permitirá también un importante ahorro energético.
Una inversión que conecta con la firma del convenio, interpretan fuentes sindicales de la factoría, pero que debe ser el inicio de un proceso de modernización de las instalaciones que refrenden esa apuesta de la familia Rubiralta por Portugalete. Y en especial se pone el foco en el horno de laminación, que es a juicio de la plantilla donde deben ir a parar las próximas inversiones.
Todo gasto, claro, está condicionado a la evolución económica y financiera de la compañía, pendiente a un nivel global del proceso de negociación con los fondos acreedores de esos 2.500 millones de euros que debe el grupo al que sigue sujeta la ayuda pública de 550 millones de euros aprobada por el Gobierno español. Un culebrón que parecía abocado a resolverse en los tribunales pero que, en los últimos días, parece haber reactivado la vía del diálogo con una serie de propuestas de los Rubiralta para intentar evitar el desenlace judicial.
Entre 400.000 y 500.000 toneladas
Más allá de cómo evolucione ese proceso Nervacero hace números de cara a un 2023 que se espera muy parecido en términos de carga de trabajo a la segunda mitad de 2022, con una previsión global de entre 400.000 y 500.000 toneladas de acero. Eso significaría, tomando como referencia las algo más de 600.000 toneladas de capacidad total en que ha quedado la planta tras la última remodelación, manejarse en torno a un 70-75% de la capacidad.
No es el mejor de los números pero desde luego puede decirse que la salud es bastante más robusta que la de su acería más próxima, ArcelorMittal Sestao, que con una capacidad productiva mucho mayor continúa prácticamente en el dique seco. Nervacero, con 350 trabajadores y clientes en sectores estratégicos como construcción o automoción, ha recurrido al ERTE en enero apenas dos jornadas para ajustar los ritmos a la demanda aunque la intención de la dirección es seguir contando con esta herramienta más allá del 31 de marzo. El acuerdo con los sindicatos contempla el abono de hasta el 90% del salario con complementos hasta el 100% en pagas extra y vacaciones.