La euforia y la depresión electoral/EFE/ David Aguilar

La euforia y la depresión electoral/EFE/ David Aguilar

Opinión

La euforia y la depresión electoral

18 julio, 2023 05:00

Apenas han pasado 2 meses de la celebración de las elecciones municipales y forales en Euskadi y estamos a punto de votar para unas elecciones legislativas que decidirán el gobierno en el Estado.

Existen dos mitos en relación a las elecciones generales en Euskadi que ahora están en cuestión (de hecho, una de ellas está casi completamente descartada): 

1. De los partidos de ámbito estatal, quien gana en Euskadi, gana en España (o al revés). Ya en 2011, con la victoria de Mariano Rajoy en el Estado, este hecho se rompió ya que el PSE obtuvo en Euskadi 45.000 votos más que los populares y un escaño más por Euskadi. Parece que la crisis de los populares, la radicalización del discurso de la derecha (no hay que olvidar que espectro ideológico de la sociedad vasca se inclina ligeramente a la izquierda) y el papel central del PSE en la política institucional vasca, dejan un escenario de victoria del PP, entre los partidos de ámbito estatal, muy alejado.

2. El segundo mito es el que dice que, en las elecciones generales, los partidos de ámbito autonómico sufren un retroceso importante y en parte es un mito cierto. (me voy a fijar con más detenimiento en este segundo mito)

Como ya digo el mito es en parte cierto. Dos motivos principales: El PNV que tiene un carácter de partido “atrápalo todo” (es decir recibe votos de un espectro ideológico muy amplio), suma votos de los partidos de ámbito estatal en contiendas electorales autonómicas y locales, votos que se van a partidos como el PSE en las generales. Por otro lado, EH Bildu sufre un doble efecto desde 2015, una menor tasa de activación de sus votantes y un desvío de votantes hacia Podemos en las elecciones generales. Todo en conjunto hizo que, por ejemplo, en 2015 y 2016, la fuerza más votada en Euskadi fuese Podemos.

Tanto PNV como EH Bildu parecen sufrir para activar y atraer votantes en unas elecciones legislativas españolas, pero la realidad y los números son tozudos

Sin embargo, el mito solo es cierto en parte. De hecho, en 2011, el conjunto de los partidos de ámbito autonómico recibieron algo más del 52% de los votos, algo que se repitió en 2019 cuando PNV y Eh Bildu recibieron el 50,97% de los votos. De hecho, en las dos elecciones generales celebradas en 2019 el PNV supero el 30% del voto válido recibido, quedándose a más de 10 puntos de distancia del segundo competidor (el PSE).

Es evidente que tanto PNV como EH Bildu parecen sufrir para activar y atraer votantes en unas elecciones legislativas españolas, pero la realidad y los números son tozudos y este mito no se cumple siempre. Es más, me atrevo a aventurar que en estas elecciones ese mito tampoco se va a cumplir. Mi predicción se basa en varias razones, por un lado, la mayor tensión competitiva entre PNV y EH Bildu tras las elecciones municipales y forales y por otro la debilidad comunicativa en Euskadi de los partidos de izquierda de ámbito estatal (PSOE y Sumar).

Además, existe una tercera razón que tiene más que ver con los efectos psicológicos del resultado de las elecciones municipales y forales, “la euforia post- electoral” que afecta sobre todo a los votantes de EH Bildu. Me explico: Existen numerosos estudios psicológicos que han analizado el estado de ánimo de los votantes de partidos que pierden una elección, sobre todo en EE. UU, hasta el punto de que los psicólogos han puesto nombre a esos estados de ánimo (trastorno de estrés electoral o depresión post-electoral). Según estos psicólogos tras una derrota electoral, los votantes del partido perdedor sufren un aumento de la hormona cortisol y eso trae consigo ira, irritabilidad, aislamiento, pesadillas y una preocupación excesiva por el futuro propio o del país o municipio.

Como existe una depresión post-electoral, también existe la euforia post-electoral que no deja de ser un estado de ánimo que genera en los votantes del partido ganado 
mayores niveles de dopaminas y oxitócicas, lo cual les hace estar más activos, más alegres y más predispuestos a repetir el acto que les ha generado tanto bienestar emocional. Bien, partiendo de esta premisa psicológica, hay que decir, que los votantes de EH Bildu están ahora mismo en la cresta de la ola emocional y seguramente, repetirán el acto de votar a la coalición soberanista el próximo 23 de Julio. De hecho, según los datos del último EITB Focus que han sido analizados al detalle por la consultora de asuntos públicos, Silván & Miracle los votantes de EH Bildu son, en Euskadi, quienes más movilización electoral demuestran y eso a pesar de que no han puesto especial atención a la campaña electoral.

Si a esto le sumamos que, Sumar (partido en el que encuadraríamos a Podemos) perdería hasta un 14% de su electorado hacia la coalición soberanista, tenemos el escenario perfecto para derribar el mito del estrés electoral que sufren en unas generales los partidos de ámbito autonómico. Por otra parte, podemos decir que los votantes del PNV pueden sufrir una depresión post-electoral y plantearse no votar o votar a otras opciones en los próximos generales, pero ese escenario es improbable ante el ascenso de EH Bildu de cara a las autonómicas.

Queda menos de una semana para que, un domingo más, acudamos a las urnas. Algunos equipos de comunicación se cogerán unas (seguramente merecidas) vacaciones, pero lo cierto es que no deberían. Su responsabilidad es o bien paliar los efectos de la depresión post-electoral o bien potenciar los efectos de la euforia post- electoral de sus votantes. La democracia es lo que tiene, siempre hay otras elecciones a la vista.