Villalabeitia encara su final en Kutxabank: dejará un banco inmerso en desinversiones y sin fusiones
El banco vasco cierra su segunda etapa con los 'pros' de no estar en bolsa y ser más solventes frente a los 'contras' de las desinversiones y las polémicas por el peso de las distintas fundaciones
16 octubre, 2022 05:00Menos de seis semanas. Ese es el tiempo que le queda a Gregorio Villalabeitia al frente de Kutxabank antes de que Antón Arriola le dé relevo como nuevo presidente del banco vasco. El barakaldar, con 71 años ya a sus espaldas, abandonará en noviembre -todo apunta a que será hacia finales de mes el relevo- la entidad bancaria para cerrar la etapa 'fundacional' de Kutxabank y ser relevado por un ex-Goldman Sachs con un perfil más académico. La marcha de Villabeitia cerrará una etapa de consolidación de la fusión de las tres cajas vascas que estará marcada por negarse a los cantos de sirena en forma de fusión y por una estricta política de desinversiones en una institución que, apuntan fuentes del sector financiero, "tiene en propiedad cosas que ni siquiera ellos saben que son suyas".
Los ocho años de Kutxabank suman una larga lista de desinversiones: se salió de Enagás, de NH Hoteles, de Euskaltel y, más recientemente el banco vasco se ha quitado de encima el 15% que tenía en Ibermática con la compra de Ayesa. Además, se han reducido posiciones en Ingeteam, en CAF y en Iberdrola al tiempo que se puso en venta el 31% de la Torre Iberdrola en un proceso que lleva ya más de un año atascado.
No es una política baladí. El Banco Central Europeo lleva años persiguiendo la 'desbancarización' de la economía con las denominadas normas de Basilea. Mantener presencia en empresas que cotizan en Bolsa ponderará en casi un 300% el índice de solvencia de la entidad a partir del año que viene. Kutxabank logró en el último 'test de estrés' realizado la mejor de las puntuaciones de los bancos medianos y mantener esa bandera es una necesidad para continuar escapando a las fusiones bancarias que reclama Europa y para evitar la salida a Bolsa. Ahí también contribuye la política de retribución a las fundaciones, que aleja a potenciales parejas de baile. El banco vasco es el único que ha esquivado la cotización en los parqués y eso que los cantos de sirena para entras en Bolsa y fusionarse no han sido pocos. Sin embargo, la política de Villalabeitia ha sido clara: hay que ser prudentes a la hora de acometer operaciones si se quiere esa solvencia garante de independencia.
Un banco más vizcaíno
Sin embargo, eso no le ha ahorrado al banco vasco ciertos conflictos. Más bien, todo lo contrario. El Parlamento autonómico le ha reprochado su política de desinversiones y la pérdida de arraigo lleva años siendo una piedra molesta en los zapatos de Gobierno y empresarios, a lo que se sumó en la pasada primavera el primer informe de Zedarriak advirtiendo de la pérdida de competitividad de Euskadi. No hay que olvidar que la entidad representa un 1,7% del PIB vasco. Pendiente está la conformación de una corporación desde BBK para garantizar el arraigo de las empresas vascas como contrapeso a esas críticas a la matriz.
A ese conflicto de desinversiones se le sumó en 2021 la salida de Juan María Ollora y el nuevo reparto de consejeros en Kutxabank con un cuarto consejero de BBK en detrimento de la Fundación Vital. Un movimiento que generó un seísmo político con quejas de buena parte de la clase política. Pese a ello, la realidad es que la nueva distribución respondía mejor al reparto del accionariado entre las fundaciones bancarias en que se convirtieron las antiguas cajas BBK, Kutxa y Vital, que se reparten el accionariado con un 57%, un 32% y un 11% respectivamente.
BBK, además, ha sido quien ha ostentado la presidencia desde que se conformase el banco vasco hace ya más de diez años y es quien está amasando un fondo de garantía de 235 millones que tiene que tener listo para 2024
Arriola, de vuelta a las finanzas
Tras una presidencia de Mario Fernández no exenta de polémicas, Villalabeitia llegó con un perfil más puramente bancario. Hombre con trayectoria en BBVA, Villalabeitia ha sido, además, consejero de Metrovacesa, Gas Natural, Repsol, e Iberia, además de vicepresidente de Telefónica y miembro del Consejo Asesor de General Electric España y Ernst&Young.
Ahora se apuesta por otro perfil financiero, pero con el hándicap de la parte académica. Arriola será el nuevo capitán de una nueva Kutxabank que también nace en un periodo más halagüeño para la banca a merced de la subida de los tipos de interés. Arriola, exdirectivo de Goldman Sachs en puestos muy diversos en Londres y otrora director general de la firma en España, no era hasta ahora extraño a Kutxabank: desde 2019 es patrón de la Fundación BBK. Formado en Deusto y en Milán, el economista había huido del mundo de las finanzas para dedicarse a la literatura.
Entre sus obras destacan 'El ruido de entonces', un libro dedicado al asesinato de José María Ryan, el ingeniero jefe en la construcción de la central nuclear de Lemóniz asesinado por ETA, vecino del que será el nuevo presidente de Kutxabank. El movimiento cultural parece haber estado motivado con un cierto hartazgo del mundo financiero: pocos días antes de que trascendiese su nombramiento, su biografía de Twitter contenía una frase muy elocuente: "Veinte años en finanzas fueron demasiados".
Ahora Arriola vuelve a liderar el que aspira a repetir en 2023 como banco más solvente -los tests de riesgo del BCE están suspendidos este año- en el que será otro nombramiento de un cargo vinculado al PNV. La madre de Arriola es Inmaculada Boneta, parlamentaria vasca en su momento del PNV y senadora por Eusko Alkartasuna, aunque luego volvió a las filas jeltzales y llegó a participar en la campaña electoral de Urkullu en 2020. El padre de Arriola, por su parte, fue ingeniero de Iberduero.