Eneko Andueza: "El PNV buscó polémica con los refugiados para promocionar a su candidata en Vitoria"
En esta entrevista con 'Crónica Vasca' el líder del PSE repasa numerosos temas de la actualidad, como la muerte de su compañero Rodolfo Ares, el choque con el PNV por los refugiados o la ley de educación
29 enero, 2023 05:00Eneko Andueza (Éibar, 1979) tiene fama de dialogante. Y es una fama bien ganada. Porque en esta entrevista con Crónica Vasca celebrada en la sede socialista de Bilbao, el secretario general del PSE conversa con sosiego y al detalle, sin dejarse ni una frase ni un argumento ni un matiz, sobre los temas más diversos de la actualidad vasca. De la luctuosa pérdida para él y los suyos que ha sido la muerte de Rodolfo Ares. De la reciente (y persistente) polémica entre socios del Gobierno vasco por el centro de acogida de refugiados en Vitoria. De la corrupción del 'caso De Miguel'. De las elecciones que se avecinan. De la eterna Ley de Educación. De las competencias pendientes de transferir. De los retos en Osakidetza. De memoria sobre el terrorismo de ETA. De impuestos. De empleo juvenil. De la inflación. De todo, en suma, menos del tiempo.
La primera pregunta es obligatoria. ¿Cómo está la familia del PSE tras la muerte de Rodolfo Ares?
Hemos sentido un inmenso dolor por la pérdida de un compañero como Rodolfo Ares, que para mí ha sido como un padre en esto de la política y creo que lo ha sido para toda una generación de socialistas. Hemos dicho de él que era una persona muy especial y muy importante para todos los que militamos en este partido. El PSE-EE no se puede entender sin su figura, pero tampoco la Euskadi que vivimos, este país, se puede entender hoy sin la entrega, la dedicación y el compromiso público de Rodolfo Ares, en lo institucional y en la lucha contra ETA. Si hoy Euskadi vive en libertad, si los vascos y vascas nos hemos podido quitar la pesada losa del terrorismo, es porque personas como Rodolfo se entregaron en cuerpo y alma. Yo creo que esto lo reconoce todo el mundo y así ha sido en su despedida que ha estado marcada por el reconocimiento de todas las fuerzas políticas y sociales y por personalidades diversas.
La pasada semana ustedes y el PNV, que son socios en el Gobierno vasco, chocaron por el tema del centro de refugiados en Vitoria. Y, concretamente, su postura ha levantado ampollas. ¿Es solo un choque puntual entre socios que ven las cosas diferentes o es que los socios no se llevan tan bien como parecía?
Es un choque puntual porque evidentemente somos dos partidos de tradiciones políticas muy distintas y, por supuesto, hay muchas cosas que las vemos de diferente manera. Tenemos un acuerdo de gobierno que respetamos, que mantenemos y que contribuimos a fortalecer. Pero hay cuestiones que no están dentro de ese programa de gobierno que lógicamente suscitan discrepancias. Y eso creo que incluso es sano. Porque eso nos permite visualizar a todos y a todas que se puede trabajar y que se puede gobernar en coalición desde puntos de vista muy diferentes, pero sobre todo con el ánimo de contribuir a la estabilidad y al progreso de este país.
Sí, pero el tono ha sido mucho más fuerte que otras veces. Llama la atención el nivel de tensión.
Porque la cuestión es terriblemente sensible. Y porque a nosotros nos ha molestado que se digan determinadas cosas que no se ajustan a la realidad. Nosotros en los gobiernos estamos, como decía, para contribuir a la estabilidad y también para para contribuir al progreso. Aquí se ha hablado de algunas cuestiones que no se ajustan a la verdad, empezando por el mero hecho de afirmar que el Gobierno vasco desconocía absolutamente las intenciones del Gobierno de España. Eso no es cierto, porque en innumerables ocasiones el ministro Escrivá, en conversaciones con la consejera e incluso con el propio lehendakari, puso esa cuestión encima de la mesa. Por tanto, decir que no ha habido comunicación y que no ha habido interlocución... Eso no es cierto. Y en segundo lugar, también se ha faltado a la verdad al hablar de los propios términos de lo que supone este proyecto. Este proyecto no está ligado a las migraciones, sino a los refugiados. Y eso es algo que hay que diferenciar. Se habla incluso de un choque de modelos, porque choca con el modelo vasco. Yo me atrevería a decir que no existe un modelo vasco, que existe un modelo que es el modelo del PNV que no tiene nada que ver con lo que tiene que ser el modelo vasco.
No existe un modelo vasco de acogida. Existe el modelo del PNV (...) Tiene que ser un modelo que busque una acogida que permita dar un futuro mejor a las personas refugiadas para que incluso, si así lo desean, puedan desarrollar su proyecto de vida aquí, en Euskadi
Hemos tenido informaciones al respecto de la situación de las infraestructuras de acogida a los propios refugiados, que están al límite. Es decir, me parece que el modelo vasco no es el modelo de acogida que, por ejemplo, se ha aplicado en algunos casos como en Irún. Cuando se refieren al modelo vasco se refieren a su modelo, no al modelo del conjunto de la sociedad. Ese tiene que ser un modelo evidentemente solidario, tiene que ser un modelo moderno y sobre todo, tiene que ser un modelo que aspire a que esos refugiados tengan todo lo necesario. Es decir, que tengamos la garantía de que en cualquier momento de urgencia vamos a poder responder a todas esas necesidades. Y sobre todo, tiene que ser un modelo que busque una acogida que permita dar un futuro mejor a las personas refugiadas para que incluso, si así lo desean, puedan desarrollar su proyecto de vida aquí, en Euskadi.
Pero hay una cosa muy llamativa al respecto: el PNV no para de hablar de que se puede reconducir la situación, pero ustedes dicen que el Gobierno no se va a mover, que esto se va a hacer y punto.
Es que yo creo que intentan equivocar términos de manera errónea. Evidentemente todo es dialogante y todo es negociable. Lo dice un miembro de un partido que está en todos los gobiernos y que sustenta la estabilidad en apoyos de diferentes colores. Y por supuesto que eso es factible. Claro que es factible. El problema es que no se ha entrado a analizar en profundidad ese proyecto y se habla de que no existe un itinerario personalizado para cada uno de los refugiados, cuando eso no es cierto. Incluso se ha hablado de generación de tensiones sociales, que era lo que me referí yo al decir que están más cercanos a discursos de la derecha y de la extrema derecha que a un discurso de una sociedad moderna, avanzada, acogedora y solidaria como es la vasca. No tengo ninguna duda. Claro que en ese centro se va a dar una atención personalizada. Por supuesto que sí. Se va a favorecer que esas personas puedan aprender nuestro idioma, puedan formarse laboralmente y, como decía, tengan la oportunidad de desarrollar un proyecto de vida aquí, en Euskadi, como en otras décadas hemos hecho con la gente que ha venido de fuera.
También llama la atención que el proyecto haya sido tramitado de urgencia para tenerlo prácticamente listo en año y medio. Ello cuando este tema no estaba en la agenda de la mediática o política. No se hablaba de ello. ¿Por qué esa urgencia?
Tampoco estaba en la agenda política que estallara una guerra en el corazón de Europa y que nos viéramos, con urgencia, obligados a acoger a refugiados que huían del desastre de la guerra. Para eso nunca se está preparado. Lo que se intenta a través de estos proyectos es tener una infraestructura que permita acoger con holgura. Es un centro para 350 personas, para 350 refugiados y refugiadas que no en todo momento va a estar lleno, ni muchísimo menos. Y habrá momentos en los que esté prácticamente vacío, pero en momentos de urgencia, como por ejemplo la guerra de Ucrania, que no sabemos ni cuándo ni cómo va a terminar, ni en qué términos se va a desarrollar, es necesario tener este tipo de infraestructuras. No podemos constantemente depender de la buena voluntad de las familias vascas de acogida. No podemos estar constantemente pidiéndole un esfuerzo a la sociedad y a esas familias cuando son las instituciones las que no tienen preparadas infraestructuras acordes para poder recibir a esos refugiados, a esos vecinos europeos, por ejemplo, como en el caso de Ucrania, que están huyendo de la guerra.
¿Y por qué hablar tanto de este tema mezclándolo con el electoralismo? ¿Qué tiene que ver con las elecciones, si es que tiene algo que ver?
Mire, yo lo tengo muy claro. El Gobierno de España anunció que iba a desarrollar ese proyecto y la consejera Artolazabal, candidata a la alcaldía de Vitoria, vio una oportunidad para generar una discrepancia, poner en tela de juicio y como decía antes, faltando a la verdad, tergiversar a través de determinados términos y de determinadas calificaciones este proyecto. Lo que no se puede decir es que hay algunas cuestiones que pueden generar discursos peligrosos que alimentan o contribuyen al engrandecimiento de la extrema derecha y, al mismo tiempo, hablar de que este proyecto va a generar tensiones sociales en el barrio de Arana. Yo creo que precisamente hablar en esos términos contribuye a engrandecer a la extrema dcerecha. Es contradictorio. Y claro, intentar utilizar estas cuestiones de manera electoralista provoca lo que provoca. Evidentemente nosotros no podíamos estar callados. El PNV intenta buscar cualquier tipo de cuestión o de proyecto para generar una discrepancia porque están nerviosos, porque necesitan notoriedad, necesitan promocionar a su candidata, que por otra parte es la consejera, como digo. Y porque saben de sobra que el Partido Socialista muy probablemente gane las próximas elecciones en Vitoria-Gasteiz. Eso les genera un nerviosismo que, entre otras cosas, les hace caer en ese tipo de discursos que considero que son un absoluto error.
Las elecciones
Ya que habla de elecciones, vamos con este año tan electoral. ¿Qué sería un buen resultado para ustedes? ¿Qué espera el PSE de este año electoral en Euskadi?
El PSE aspira en estas y en todas las elecciones, lógicamente, a ganar, a seguir creciendo y a seguir dando pasos para conseguir ese objetivo final que nos fijamos en el noveno congreso del partido, que es terminar liderando este país. Ese es un objetivo absolutamente claro y yo siempre digo que me encantaría que en todos los municipios de Euskadi supieran qué afortunados son aquellos ciudadanos y ciudadanas que viven en ciudades y pueblos gobernados por un socialista o por una socialista. Tengo muy claro que mantendremos los bastiones históricos en los que gobernamos. Creo que tenemos muchas oportunidades de crecer y de dar algún susto en sitios muy importantes que son emblemáticos para nosotros y en otros en los que hemos gobernado en tiempos pasados y no tan pasados.
¿Puede influir electoralmente en Vitoria y en Álava que se acabe de conocer una sentencia como la del caso de Miguel?
Puede contribuir también. Es algo que tiene que valorar la ciudadanía.
¿Hasta qué punto lo valora negativamente o no?
Lo importante en esta cuestión es que existe una sentencia firme y que, por tanto, aquellas personas que basaron su vida política en la corrupción tendrán que ir a la cárcel, que creo que es lo que se espera de un sistema democrático que tiene que poner todos los instrumentos para que la corrupción pase a formar parte del pasado. Por tanto, yo me siento satisfecho con esa ratificación de la sentencia, porque, insisto, aquellas personas que se lucraron ilícitamente a través de sus responsabilidades institucionales estarán a partir de ahora en la cárcel.
Es una anomalía evidente que, por las circunstancias que hemos vivido, el Estatuto de Gernika no se haya renovado, que no tengamos un Estatuto que responda a los tiempos actuales y, lo más importante, a los tiempos futuros
¿Las transferencias pendientes van a llegar algún día o seguirán las quejas al no completarse el Estatuto de Gernika?
Llegarán las que faltan, pero tenemos que basar ese trabajo en el rigor y sobre todo en el buen hacer. Yo siempre digo que no se trata de firmar transferencias por firmar. Es decir, no es una cuestión numérica, sino cualitativa. Y las transferencias que se firmen, que se acuerden y que se lleven a cabo hay que llevarlas con absoluta seguridad jurídica primero y, desde luego, con toda la garantía administrativa para que la Administración vasca, cuando perciba esa competencia, pueda gestionarla adecuadamente. También tengo que decir que es una anomalía evidente que, por las circunstancias que hemos vivido, el Estatuto de Gernika no se haya renovado, que no tengamos un Estatuto que responda a los tiempos actuales y, lo más importante, a los tiempos futuros. Que incorpore todos los derechos sociales que hemos estado conquistando durante estos más de 40 años de vida de dicho Estatuto. En algún momento nos tendremos que sentar y lo tendremos que debatir. Pero ese debate, desde luego, tiene que estar muy fuera de los objetivos y las obsesiones soberanistas. Creo que sería conveniente que hiciéramos una reflexión al respecto, porque desde luego, si no se ha completado el Estatuto de Gernika es porque jurídicamente en muchas cuestiones existen serias dificultades para poder materializar esas transferencias que a buen seguro de tener un estatuto más moderno y más actualizado probablemente serían problemas que no existirían.
Agenda legislativa
Si hablamos del nuevo estatuto, hablaremos también del nuevo estatus. ¿Volverá a nuestras vidas el nuevo Estatuto del PNV y de Bildu o no volverá?
A eso tienen que responder ellos, porque de momento parece que lo tienen guardado en el cajón y no sé qué intenciones tendrán al respecto. Se ha tendido a confundir intencionadamente, por supuesto, por parte de algunos, el nuevo estatuto con el nuevo estatus. Y son cosas muy diferentes, porque nosotros tenemos la oportunidad de tener un nuevo estatuto el día que volvamos a abrir el debate. Creo que sería fácilmente contrastable el alto nivel de consenso que existiría en torno a ese nuevo estatuto si se ciñera a lo que se tiene que ceñir, que es incorporar los derechos conquistados y sentar las bases para la sociedad que queremos en un futuro, para la sociedad de las nuevas generaciones en Euskadi. Un estatuto que tiene que atender a la pluralidad y a la diversidad de este país, pero que tiene que dejar muy al margen un debate soberanista. Ahora más que nunca, no tiene ningún sentido, porque estamos viviendo en un mundo globalizado en el que los problemas nos afectan a todos por igual. Euskadi no es una isla y por tanto tenemos que ser o algunos tienen que ser, mejor dicho, conscientes que cada vez tiene menos sentido una Euskadi independiente.
Va a empezar el curso político y el gran proyecto pendiente es la ley de Educación. Hace poco usted venía a decir que sí, que había avances, pero ¿se siente cómodo el PSOE o no con lo que va a salir adelante? Además, se hablaba del primer trimestre como el momento para que la ley al menos ya estuviera lista para ser debatida. Y estamos en enero. ¿Cómo va esa negociación?
Para que el borrador de la ley vaya al Consejo de Gobierno para aprobarse lo primero que tiene que existir es un acuerdo entre ambos socios, entre el Partido Socialista de Euskadi y el Partido Nacionalista Vasco. Estamos avanzando, estamos trabajando intensamente desde la más absoluta discreción para llegar a ese acuerdo y una vez que lleguemos a ese acuerdo, lógicamente se iniciará el trámite correspondiente, primero con la aprobación del Consejo de Gobierno y después con su tramitación parlamentaria. El PSE se va a sentir cómodo con ese borrador y con la ley que pueda aprobarse, siempre y cuando atienda a lo que se acordó en el acuerdo de bases. Y las premisas son muy claras y lo he dicho constantemente.
Esta ley de educación no puede servir para contribuir a la construcción nacional o nacionalista que algunos pretenden
¿Cuáles son esas premisas?
Esta ley de educación no puede servir para contribuir a la construcción nacional o nacionalista que algunos pretenden. Esta ley tiene que atender a las necesidades que tiene la educación básica. Primero tiene que ser una ley que que refuerce el papel de la equidad, es decir que apueste por la igualdad de oportunidades del alumnado vasco. Tiene que contribuir a la mejora de resultados, a la eficiencia de los resultados del alumnado, para que a través de esa excelencia educativa tengan una excelente formación y, por tanto, tengan un mejor y mayor acceso al mercado laboral. Tiene que contribuir a retener talento en Euskadi, a no tener la necesidad de importar talento desde fuera. Tiene que basar esa excelencia en el trilingüismo. Claro que el euskera es un idioma vehicular y troncal, pero no tiene que ser el único, y mucho menos en un mundo globalizado. Y tiene que poner en el centro también el importante papel de la escuela pública y lo tiene que reforzar. Yo creo que esas premisas son fundamentales y siempre y cuando esta ley atienda a eso que acordamos en la Ley de Bases, por cierto a instancias del Partido Socialista, que hubo un momento en el que puso pie en pared y dijo 'hasta aquí hemos llegado'. Una vez que se cumplan esas bases acordadas, creo que será una buena ley.
¿Pero porque hay tanta contestación en el mundo educativo frente a la ley?
Es difícil entender una contestación en relación con algo que no se conoce. De momento, lo que no se conoce es el borrador que los dos socios de gobierno llevaremos al Consejo de Gobierno, entre otras cosas porque todavía lo estamos negociando. Lo que pasa es que algunos partidos han contribuido a esa polémica porque entendían que de esa manera iban a sacar un rédito electoral. Y se equivocan. Las cosas hay que trabajarlas y el recorrido que tiene esta ley todavía es amplísimo, porque una vez que los dos partidos que sustentamos al Gobierno lo llevemos al Consejo de Gobierno y se apruebe ahí, el recorrido parlamentario que tiene esa ley todavía es amplísimo y no sabemos cómo va a terminar de aprobarse esa ley. Por lo tanto, yo a todo el mundo le pediría confianza, le pediría paciencia y le pediría que contribuyera a mejorar esa ley en la medida de lo posible.
Pero sobre todo se lo pediría a los dos partidos que conjuntamente con el de los dos partidos que sustentamos al Gobierno, firmaron ese acuerdo de bases. De otros partidos como el PP no vamos a esperar nada. Pero creo que Bildu y Podemos tienen que actuar con responsabilidad en esta cuestión y contribuir a tener una buena ley y no intentar sacar rédito. A algunos esa responsabilidad de colaborar con el Gobierno les da mucho vértigo y llega un momento que quieren salirse de la foto porque lo que les interesa precisamente es eso, qué foto sale, en qué foto salen y no qué ley vamos a aprobar. Y aquí de lo que se trata es de aprobar leyes y de contribuir al desarrollo del país y no a cómo queda cada cual en la foto.
El modelo sanitario que necesita Euskadi es un modelo sociosanitario en todos los aspectos para atender al reto demográfico, a las necesidades que va a tener la ciudadanía vasca de aquí a una o dos generaciones
Osakidetza como reto
Y de la educación nos pasamos a la sanidad porque en el mensaje de final de año el lehendakari hacía un poco de propósito de enmienda, admitía que hay errores en Osakidetza. Hay una preocupación ciudadana por Osakidetza. Es evidente que la gente se queja, desde las listas de espera hasta la atención primaria. ¿Qué se está haciendo mal en Osakidetza y qué propone el PSE para cambiarlo y mejorarlo?
Esta no es una cuestión estrictamente de gasto, porque efectivamente Euskadi es la comunidad autónoma que más invierte en gasto sanitario. Por tanto, no es cuánto se gasta, sino cómo se gasta. Probablemente hagan falta más recursos. Y en estos momentos vamos a decir que hay dos cuestiones que desde luego tenemos que corregir. Una es la atención primaria y otra es el esfuerzo que tenemos que hacer por acortar el tiempo de espera en las listas. Eso es absolutamente primordial, prioritario y urgente. Pero a partir de ahí creo que tenemos que repensar el modelo sanitario que tenemos. Somos una sociedad que cada vez está más envejecida. El reto demográfico está más presente y más latente que nunca. Y desde luego, tengo muy claro que el modelo sanitario que tenemos en Euskadi se tiene que repensar y replantear.
¿Cómo se replantea?
Nosotros desde el Partido Socialista ya lo estamos haciendo porque creemos que no tenemos que ceñir esta cuestión únicamente al ámbito sanitario. El modelo sanitario que necesita Euskadi es un modelo sociosanitario en todos los aspectos para atender al reto demográfico, a las necesidades que va a tener la ciudadanía vasca de aquí a una o dos generaciones. Y, por qué no decirlo, también porque ahí tenemos un buen nicho económico en el que trabajar. Eso se tiene que convertir también en una oportunidad. Es un servicio fundamental en el Estado de bienestar en Euskadi, pero también tiene que ser una oportunidad en el desarrollo.
¿Pero cómo se replantea eso o cómo se hace? Porque la ciudadanía tiene cierta urgencia con el asunto.
Evidentemente ahora de lo que se trata es de atender la urgencia y, desde luego, si hace falta más inversión para fortalecer la atención primaria y también para acortar las listas de espera, lo tenemos que hacer. Tenemos que poner toda la carne en el asador y poner todos los recursos necesarios para intentar corregir eso. Tenemos que apuntalar la plantilla de Osakidetza a todos los niveles. Tenemos que tener buenos profesionales, tan buenos profesionales como los que tenemos en la actualidad. Fortalecer la plantilla y, desde luego, atender a que esa plantilla sea cada vez lo más estable posible. Necesitamos profesionales sanitarios que tengan todos los alicientes para desarrollar su carrera médica aquí, en Euskadi. De principio a fin. No podemos tener plantillas inestables, no podemos tener resquicios a través de los cuales se nos vayan grandes profesionales a otros sistemas sanitarios. La ciudadanía tiene que tener plena garantía de que la sanidad pública atiende bien a sus necesidades. Repito que invertiremos más, lo que sea necesario. Pero eso no va en contra de que tengamos que repensar ese modelo sanitario para transitar hacia un modelo sociosanitario.
Memoria sobre ETA y sus víctimas
Hace unos días aquí en Bilbao había una manifestación enorme, varios miles de personas convocadas por Sare, que se manifestaban por los derechos de los presos de ETA. Es la tradicional manifestación contra la dispersión de los reclusos. Además de que la dispersión casi se ha acabado, volvió a verse a los reos retratados como si fueran presos políticos y de sus víctimas se habló muy poco. ¿Qué les diría a esas miles de personas que manifestaron?
Que yo entiendo que en un momento reclamasen el fin de la dispersión. Nosotros fuimos los primeros que entendimos que con el fin de ETA la dispersión no tenía ningún tipo de sentido. Y desde luego, fuimos nosotros los que contribuimos a que se cumpliera con la legalidad y, por supuesto, a que se respetaran los derechos que les asisten como presos que son. Un preso de ETA nunca puede verse como un preso político, porque no lo es. Un preso de ETA es preso por formar parte de una banda terrorista, por haber tenido en muchos casos a sus espaldas delitos de sangre o por haber contribuido a ellos.
Por lo tanto, no tiene ningún sentido que ahora algunos hayan pasado de reclamar el fin de la dispersión a reclamar la amnistía de esos presos que desde luego tienen que cumplir religiosamente con sus condenas, porque son personas que han contribuido al dolor y a la desgracia de muchísimas familias en este país. Han generado muchísimo sufrimiento y muchísimo perjuicio a la sociedad vasca. Por tanto, esas personas tienen que pagar por sus delitos. Me parece una falacia y una falta de respeto que algunas personas estén reclamando la amnistía de unas personas que han generado ese dolor y que tienen asesinatos a su espalda por querer crear una sociedad única y exclusivamente para ellos, excluyente, y única y exclusivamente para nacionalistas.
Los presos de ETA no son presos políticos. Han generado muchísimo sufrimiento y muchísimo perjuicio a la sociedad vasca. Por tanto, esas personas tienen que pagar por sus delitos
En materia de memoria hay una cosa reciente que llamó mucho la atención y que hace pensar que queda mucho por hacer en materia de memoria. Ustedes acompañaban a los familiares de Juan Priede, asesinado por ETA, al juicio a uno de sus presuntos asesinos. Tres días después de Sortu, el principal partido de Bildu, decía que pedir cárcel para el acusado suponía pedirle venganza. ¿Cómo se concilian ambas maneras de ver las cosas en una sociedad?
No queda mucha pedagogía por hacer y queda mucha labor por hacer para evitar que se imponga un relato irreal de lo que ocurrió aquí. En Euskadi se asesinaba, se extorsionaba, se secuestraba por pensar diferente, por ser empresario, por ser funcionario, por ser juez. Esa es una realidad cruda que evidentemente a una parte de la sociedad vasca le duele y le escuece porque deja muy al aire sus vergüenzas y sus miserias, las de aquellos que en un momento dado alentaron que eso ocurriera. Por supuesto, a los que participaron de semejante aberración. Y desde luego, también avergüenza a una parte de la sociedad vasca que en un momento dado se calló por miedo o miró para otro. Y desde luego, es algo que avergüenza y que duele, pero que hay que afrontar: cada cual tiene que asumir la responsabilidad de lo que aquí ocurrió. Empezando principalmente por la izquierda abertzale.
Que Sortu diga eso me da muy buena muestra de la labor interna que todavía queda por hacer en la izquierda abertzale. Euskadi ni pide ni quiere venganza. Euskadi lo que quiere es que algunos reconozcan su responsabilidad en todo lo que ocurrió aquí. Que reconozcan su responsabilidad en la existencia y la perduración de ETA en nuestras vidas. Y desde luego, lo que les pide es honestidad y sinceridad, primero consigo mismos y después con la sociedad vasca, para asumir esa responsabilidad y no para pedir perdón, pero sí para condenar algo que es absolutamente rechazable en una sociedad como la nuestra.