El presidente del PNV, Andoni Ortuzar, durante un mitin.

El presidente del PNV, Andoni Ortuzar, durante un mitin. EP

Política

Cómo hemos cambiado (o no): del PNV que apoyó a Aznar al PNV que repudia a Feijóo

Mientras en Euskadi se conoce la postura totalmente contraria del PNV a pactar con un Partido Popular mínimamente relacionado con Vox, en Madrid y el resto del Estado se ve a los jeltzales como unos aliados más que posibles para la investidura de Feijóo

12 agosto, 2023 05:00

Lo que ocurre con el Partido Nacionalista Vasco es algo que debería mirarse muy a fondo. Desde la campaña electoral los jeltzales han insistido en que sus votos en el Congreso de los Diputados no iban a servir para que Alberto Núñez Feijóo y el Partido Popular se hicieran con los mandos de La Moncloa. En cambio, sí mostraron en numerosas ocasiones su conformidad con el actual Ejecutivo del PSOE y su intención de mantener a Pedro Sánchez al frente del Gobierno. 

Sin embargo, mientras en Euskadi sí se conoce perfectamente cuál es la postura del PNV y su negativa absoluta a todo lo que tenga que ver con Vox, en Madrid mantienen la teoría de que los de Andoni Ortuzar estarán dispuestos a investir a Feijóo siempre y cuando la extrema derecha quede fuera de un posible Ejecutivo de los populares. Una afirmación que el Partido Nacionalista ha negado en variedad de ocasiones, pero que parece no tener calado en la capital de nuestro país. 

De hecho, durante la campaña electoral, el portavoz jeltzale en el Congreso de los Diputados, Aitor Esteban, aseveró en varios momentos que no querían tener nada que ver con Vox, ni con el Partido Popular. Unas afirmaciones que se mantienen tras las elecciones y que se reafirman incluso cuando la extrema derecha ya ha anunciado que dará sus votos al PP incluso sin que este le ofrezca entrar en el Gobierno de España.

No fueron pocos quienes fuera de Euskadi tomaron este ofrecimiento de la formación ultra como una ventana para que los jeltzales dieran un paso adelante y tendieran la mano a Feijóo para su investidura -que todavía sigue en el aire-. Sin embargo, el PNV ha mantenido su postura inicial y su distancia con los populares, consciente de que cualquier posible vínculo con Vox sería casi un suicido político, especialmente con la sombra de las elecciones autonómicas del próximo año. 

El portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, interviene durante una sesión plenaria / Eduardo Parra - Europa Press

El portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, interviene durante una sesión plenaria / Eduardo Parra - Europa Press

Bildu, Vox y 10 años de cambios

Es cierto que hace no tantos años, concretamente tras las generales de 1996, José María Aznar llegó el cargo de presidente del Gobierno gracias a un pacto con nacionalistas vascos y catalanes en el Congreso. Fueron días en que el PNV mantenía una relación considerablemente estrecha con el Partido Popular. De hecho, los líderes jeltzales de aquella época, Xabier Arzalluz e Iñaki Anasagasti, visitaron la sede popular de Génova en una imagen que todavía se recuerda.

Incluso después, durante los siete años en los que Mariano Rajoy fue presidente del Gobierno (2011-2018), el principal partido político de Euskadi se posicionó como un socio no poco habitual de la derecha española, llegando a ser clave en la aprobación de los últimos Presupuestos Generales del Estado (PGE) logrados por el antiguo líder del PP (y con los populares aprobando las cuentas del Gobierno vasco de Iñigo Urkullu).

La moción que cambió todo

Aunque esta buena relación terminó de forma abrupta, muy poco tiempo después, con un viraje total de los jeltzales, que se convirtieron en grandes protagonistas de la moción de censura contra Rajoy y que sirvió para poner Sánchez al frente del Gobierno central. Desde entonces, la relación entre PNV y PP ya no ha sido igual. No podía serlo. 

Ha sido justamente el actual Gobierno, en coalición Unidas Podemos desde 2019 hasta este 2023, uno de los principales factores por los que el PNV se ha terminado de distanciar de los populares. Durante esta última legislatura, los de Andoni Ortuzar han encontrado un Ejecutivo más en línea con los intereses nacionalistas del partido, y con el que han alcanzado acuerdos, como el de traspaso de competencias, que no habían logrado nunca. 

A esto, es necesario sumar la aparición de dos fuerzas políticas que son fundamentales para entender la posición actual de los jeltzales: EH-Bildu y Vox. La primera, como principal altavoz de la izquierda abertzale, ha logrado en los últimos 15 años erigirse como la segunda fuerza política de Euskadi, y según la tendencia de los últimos periodos electorales, está cada vez más cerca de superar al PNV como el partido político vasco con más apoyos. Por eso, cualquier error que cometan a partir de ahora los de Ortuzar puede ser fatal.

El 23-J y la relación entre Urkullu y Feijóo: la incógnita sobre las competencias que enfrenta Euskadi

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Y aquí es donde entra definitivamente Vox. El Partido Nacionalista es consciente de que cualquier mínima relación con la extrema derecha dañaría irreversiblemente su imagen en Euskadi, pero esto va más allá de un pacto a nivel nacional o de votar juntos la investidura de Feijóo. Independientemente de si la formación ultra se reparte unos asientos dentro del Ejecutivo central o no, la realidad es que ya ha firmado numerosos acuerdos con el PP en otras ayuntamientos y gobiernos autonómicos.

El PNV no se puede permitir aparecer cerca de un partido que se posiciona a favor de acabar con el estado de las autonomías y que se ha mostrado más que partidario de ilegalizar aquellos partidos con motivaciones nacionalistas o soberanistas y que buscan, de una forma u otra, crear una nación fuera del Estado Español. 

El PNV y un electorado diverso

Otra de las razones, probablemente la de mayor importancia, detrás de este rechazo del PNV hacia la investidura de Feijóo -y que en Madrid y otras zonas de España no parecen comprender-, es la relación del Partido Nacionalista con sus votantes, y la diversidad que existe dentre de su electorado. 

Durante décadas los jeltzales se han presentado como los grandes defensores del pueblo y la sociedad vasca tanto dentro como fuera de Euskadi. Muestra de ello es su hegemonía -ahora ya más debatible- dentro de las instituciones vascas, y el papel protagonista que tienen muchos de sus representantes en el Congreso de los Diputados, con Aitor Esteban a la cabeza. 

Por esta razón, el votante medio del PNV, aunque realmente es muy variado, tomaría como una ofensa que el partido al que da su voto estuviera dispuesto a pactar o a apoyar con una formación ligada con la extrema derecha. En concreto, con un partido que pretente acabar con el autogobierno vasco y que, de llegar al Gobierno, trataría de echar por tierra los avances que los jeltzales han logrado durante los últimos años en materia competencial. 

Además, es necesario entender que el electorado nacionalista en Euskadi es muy variado y poco tienen que ver los votantes en Bizkaia, con los de Álava o Gipuzkoa. Algo muy peligroso para un PNV que tiene cada vez más cerca a la izquierda abertzale, y que con unas autonómicas asomando, no puede permitirse ningún fallo.