Manifestantes en la huelga del Metal de Bizkaia / LAB

Manifestantes en la huelga del Metal de Bizkaia / LAB

Empresas

Un otoño vasco que empezó gélido acaba caliente con huelgas en casi todos los sectores

Ni la caída del IPC ni los ERTE ni las elecciones sindicales han frenado el crecimiento del descontento social y su puesta de largo en la calle

4 diciembre, 2022 05:00

Después de un agosto tranquilo una vez se cerró el convenio de Mercedes Vitoria, el otoño comenzó con tantas expectativas de que fuese caliente como pocas movilizaciones. Septiembre, según las estadísticas del Departamento de Trabajo, fue el tercer mes con menos movilizaciones de todo 2022: apenas se registraron 21 huelgas. Sí suponían un 50% que en septiembre de 2021, pero la realidad es que el ambiente de conflictividad parecía encarrilado.

Piquete en Sidenor en la huelga del metal de Bizkaia. / Twitter: @ugt_fica

Piquete en Sidenor en la huelga del metal de Bizkaia. / Twitter: @ugt_fica

El metal de Bizkaia no termina de encontrar el espejo alavés

El otoño arrancó con la rúbrica del acuerdo del metal en Álava con una mayoría sindical -UGT, CCOO y LAB- que parecía encarrilar la firma del mismo convenio sectorial en Bizkaia. Sin embargo, dos meses y medio después, los trabajadores de motores de la economía vasca como Sidenor, Ormazabal o Tubos Reunidos siguen en la calle. Esta semana de puente se presenta sin huelgas convocadas por la mayoría sindical, pero sí cuenta con la amenaza de una huelga indefinida por parte de ELA.

El conflicto es, de largo, el más importante que tiene la economía vasca: afecta a 50.000 trabajadores. FVEM ha hecho ya bastantes avances a lo largo de las 19 reuniones mantenidas con los sindicatos, pero a día de hoy todavía no hay acuerdo pese a que ya ha habido sindicatos como USO que han movido ficha y han pedido un cónclave entre parte social y patronal para cerrar de una vez el acuerdo. La percepción de dónde está el espejo alavés que haga el convenio vizcaíno aceptable son diferentes y ese parece, a día de hoy, el principal escollo para el pacto.

Ha habido titubeos en las dos partes, pero la semana de huelgas no ha dejado ni un solo avance y parece que todas las esperanzas de llegar a un acuerdo antes de final de año están en la semana del 12 al 18 de diciembre. Esa sería la última ventana de oportunidad para cerrar un acuerdo antes de Navidad. De no rubricarse un pacto en esas fechas, fuentes sindicales consultadas por este periódico apuntan a una negociación que se retomaría a partir del 9 de enero y que probablemente esperaría a la semana siguiente para conocer el IPC definitivo de 2022 para tener una cifra exacta con la que negociar.

Lineales de una tienda vasca de Lidl vacíos / CV

Lineales de una tienda vasca de Lidl vacíos / CV

Lineales vacíos en Lidl mientras la plataforma está en huelga

El sector de los supermercados, por su parte, también tiene ahora mismo sobre la huelga de la plataforma de Lidl en Nanclares. Un conflicto que llega apenas nueve meses después de la puesta de largo de la nueva superficie del gigante alemán -antes esa plataforma logística se situaba en Llodio- y en el que los trabajadores denuncian que Lidl busca eliminar su convenio propio. El conflicto afecta a más de 200 trabajadores y ha hecho que se empiecen a notar ya problemas de desabastecimiento en los lineales de la empresa en Euskadi.

El conflicto en Lidl, sin embargo, no ha sido el único de este otoño. Superberriak, filial de BM, se vio obligada a retirar el ERE que tenía previsto hacer ante las movilizaciones de la plantilla.

Manifestación en Bilbao durante la huelga de la educación pública / Europa Press

Manifestación en Bilbao durante la huelga de la educación pública / Europa Press

Salud y educación, dos quebraderos de cabeza para Lakua

Quien más castigado ha estado ha sido el sector público. La Administración autonómica está lidiando este otoño con paros en los dos sectores críticos del estado de bienestar: la educación y la sanidad. Esta misma semana, sin ir más lejos, se ha visto una nueva huelga en la educación pública contra la ley vasca de Educación. Un proyecto legislativo que arrancó como un gran pacto entre partidos y que se ha ido diluyendo en las últimas semanas hasta convertirse en un proyecto difícil de digerir para el consejero Bildarratz.

La huelga inquieta en un Gobierno vasco en el que incluso el propio Urkullu ha especulado con las razones reales detrás de los paros educativos. Una huelga que critica la paradoja de que la ley, a falta de una concreción del borrador que puso de acuerdo a todos los partidos menos a PP-Cs y la extrema derecha, parece encaminada a favorecer más a la concertada que a la pública. Un paro que no ha sido el único: a la vista hay otra jornada de paros el próximo 14 de diciembre y ya se han dado más jornadas de huelga en las haurreskolak durante este año.

Esa protestas en educación también han tenido paralelismo en forma de marea blanca. Las críticas por la situación de Osakidetza llevan extendiéndose meses y han sumado en esta última semana tres nuevos frentes. El más importante, cierre de la cirugía de Cardiología en Basurto para centralizar la actividad del Gran Bilbao en Cruces ha llevado a nuevas movilizaciones a los sindicatos ELA, LAB, SATSE, UGT, CCOO, ESK y CNT. Además, la crisis abierta en la cúpula de la OSI Donostialdea se ha agravado incluso aun más este fin de semana con la dimisión de un subdirector médico del Hospital Donostia y los trabajadores del centro de Transfusiones van a volver a parar en los cuatro días previos a Nochebuena.

Marcha de los sindicatos de Ibermática a la altura de Moyua / CV

Marcha de los sindicatos de Ibermática a la altura de Moyua / CV

Ibermática, con debate parlamentario

A eso se le suma otro conflicto desvelado por este periódico: el de Ibermática. La tecnológica donostiarra, inmersa en su proceso de venta a Ayesa, tiene pendiente cerrar un convenio enquistado que incluso el pasado viernes fue objeto de debate en el Parlamento vasco. Las subidas salariales de 2024 y 2025 han sido hasta ahora el principal escollo de la negociación, pero la empresa se comprometió el pasado martes a presentar una nueva propuesta con nuevas condiciones que regulen también esos dos años.

El acuerdo pareció avanzar un poco tras las primeras tres jornadas de huelga a principios de noviembre. Ahora el comité prepara paralelamente nuevas "acciones de presión" por si el diálogo con la empresa no fructifica en un acuerdo laboral para la plantilla que deje atadas sus condiciones salariales antes de la llegada de Ayesa.